Si la propuesta del presidente Donald Trump para prohibir la entrada de ciudadanos cubanos a Estados Unidos se hubiera implementado antes, el pequeño Damir Ortiz Ramírez y la opositora Martha Beatriz Roque Cabello no habrían logrado recibir el tratamiento médico que tanto necesitaban en Miami, concluyó hace unas horas el Miami Herald.
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El caso de Damir Ortiz, un niño cubano de 10 años con leucemia y una rara enfermedad genética que le provocó un tumor en su ojo izquierdo, es uno de los ejemplos más recientes de la cooperación humanitaria que históricamente ha existido entre EE.UU. y Cuba en casos médicos urgentes. Tras enfrentar trabas burocráticas y la reticencia del gobierno cubano, el menor fue trasladado en un vuelo médico al Nicklaus Children’s Hospital en Miami para recibir atención especializada.
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Por su parte, Martha Beatriz Roque, una destacada disidente y ex prisionera política de 79 años, también logró llegar recientemente a Miami para tratarse una grave enfermedad. Su salida de Cuba fue autorizada tras una prolongada espera y numerosos obstáculos políticos.
Ambos casos ejemplifican cómo la política de «apoyo al pueblo cubano» ha permitido la llegada de personas en situaciones humanitarias urgentes. Sin embargo, bajo las nuevas medidas que está considerando la administración de Trump, ni Damir ni Martha habrían podido pisar suelo estadounidense. Según el Miami Herald, el plan de Trump incluye una prohibición absoluta de entrada para cubanos y venezolanos, sin excepciones para ancianos, enfermos o disidentes perseguidos.
El plan está siendo diseñado por Stephen Miller, asesor cercano de Trump y arquitecto de sus políticas migratorias más restrictivas. Aunque aún no se ha oficializado, se espera que esta prohibición genere controversia en el sur de Florida, donde políticos cubanoamericanos como Mario Díaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos Giménez enfrentarán presiones de sus votantes, muchos de los cuales tienen familiares en Cuba.
De implementarse, la medida podría incluso poner en peligro los acuerdos migratorios entre Washington y La Habana, que desde hace décadas garantizan un mínimo de 20.000 visas anuales para cubanos que deseen emigrar legalmente a EE.UU. El Miami Herald advierte que esta nueva política podría tener un fuerte impacto electoral en la comunidad cubana en Florida, donde muchos apoyan a Trump, pero se oponen a medidas que puedan perjudicar directamente a sus familias.