Una clínica que, según los residentes cercanos a ella en Hialeah, ha estado en funcionamiento durante menos de seis meses, se encuentra ahora en el centro de una investigación de fraude de seguros. El lunes por la mañana, la policía de Miami-Dade allanó Wise Care, una clínica de fisioterapia en Hialeah, y detuvo al menos a tres empleados.
Las autoridades creen que la clínica jugó un papel en la orquestación de accidentes automovilísticos simulados en todo el condado de Miami-Dade, donde supuestamente se enviaron víctimas falsas a las instalaciones para reclamar gastos médicos fraudulentos.
La clínica, ubicada en 5900 NW 173rd Street, Hialeah, estaba rodeada por una cinta amarilla en la escena del crimen alrededor de las 10 a.m., como se ve en las imágenes de la escena divulgadas en video por CBS News. Momentos después, la policía escoltó a dos mujeres fuera del edificio, una de las cuales fue registrada antes de ser colocada en una patrulla policial.
Fuentes confirmaron a CBS News Miami que todas las detenidas eran mujeres empleadas en la clínica. Sin embargo, la policía aclaró que los individuos estaban detenidos para ser interrogados y aún no habían sido arrestados formalmente.
La clínica en Hialeah anuncia(ba) una variedad de servicios, que incluyen fisioterapia, tratamientos para lesiones personales, atención ante resbalones y caídas y asistencia para inmigrantes, según los carteles colocados en su entrada.
La investigación continúa mientras la policía trabaja para determinar el alcance de la participación de la clínica en la presunta operación de fraude de seguros.
Pero, ¿cómo operan estas clínicas? ¿Cómo es que estafan al seguro? ¿Cómo es que se detectan?
Las clínicas involucradas en fraudes de seguros, como el caso que ahora se investiga en Hialeah, suelen operar mediante esquemas organizados que buscan engañar a las aseguradoras para obtener pagos ilegales. A menudo se detectan cuando, por ejemplo, un falso paciente los denuncia bajo anonimato o incluso cuando lo cuentan a otro, y este otro se lo cuenta a otro, y así, hasta que los detalles caen en oído de alguien interesado en denunciar e investigar el hecho.
Uno de sus métodos – y no el único -, es la atención a pacientes que incurren en accidentes ficticios: los organizadores del fraude reclutan personas, comúnmente conocidas como «mulas», para participar en choques premeditados en lugares estratégicos o incluso reportar accidentes que nunca ocurrieron. Estas supuestas víctimas son luego dirigidas a clínicas específicas, como la ahora señalada Wise Care, donde se documentan lesiones inexistentes o exageradas con la intención de respaldar los reclamos fraudulentos.
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Una vez en la clínica, el proceso avanza con la elaboración de documentación médica falsa.
Se generan registros y facturas que detallan tratamientos costosos, como terapias físicas prolongadas, resonancias magnéticas, radiografías y otros servicios innecesarios. Con estos documentos en mano, los organizadores presentan los reclamos a las compañías aseguradoras de automóviles, argumentando que son los gastos resultantes de las lesiones sufridas en los supuestos accidentes.
El dinero fraudulento no tarda en circular si la aseguradora no detecta irregularidades. Los pagos son procesados y enviados a las clínicas, que luego reparten las ganancias entre los involucrados: los organizadores del esquema, los falsos pacientes y, en muchos casos, empleados corruptos dentro de las propias instalaciones médicas. La red de fraude puede extenderse aún más si se involucran abogados especializados en reclamaciones por accidentes, quienes colaboran con las clínicas para manejar los procesos y asegurarse una tajada del dinero.
Otro aspecto recurrente en estos fraudes es la inflación de costos, ya que los tratamientos se prolongan innecesariamente o se sobrevaloran para maximizar los pagos. En algunas ocasiones, las clínicas incluso falsifican firmas de pacientes que nunca asistieron a recibir servicios.
Al final, estas operaciones no solo impactan a las aseguradoras, que pierden millones de dólares cada año, sino también a los conductores honestos que terminan pagando primas más altas como consecuencia de estos fraudes.
Es por esta razón que las autoridades intensifican sus investigaciones para desmantelar estas redes y frenar una práctica que continúa siendo un dolor de cabeza tanto para las aseguradoras como para la comunidad en general.