En medio de una crisis eléctrica crítica, un tanquero procedente de Rusia, el PVT Clara, llegó a La Habana este 2 de octubre con una carga de combustible que, aunque alivia levemente la situación de escasez, no será suficiente para revertir el déficit energético.
Este buque, con bandera panameña, partió de Kaliningrado, Rusia, y transporta alrededor de 20,831 toneladas de combustible. Según el ministro cubano de Energía, Vicente de la O Levy, la capacidad del buque abastece al país por solo una semana, ya que Cuba consume aproximadamente 3,000 toneladas de hidrocarburos diariamente.
Después que se acabe… veremos.
Cuba ha experimentado apagones diarios de hasta 20 horas debido a la falta de combustible y problemas en las plantas generadoras de electricidad. Además, las importaciones de petróleo desde Rusia y otros aliados como Venezuela y México han sido intermitentes y no suficientes para satisfacer las necesidades del país.
El espejo de la pasada semana
La insuficiente llegada de cargamentos de petróleo a la isla, como indicó recientemente el ministro de Energía, Vicente de la O Levy, es la principal causa detrás de los molestos apagones, más allá de las roturas de las termoeléctricas.
A pesar de los intentos de Cuba por resolver los problemas de pago y obtener más combustible, la falta de crédito y las dificultades técnicas en las refinerías han limitado la capacidad de recibir suministros, mientras los apagones continúan afectando a la población.
Hace dos semanas, el Ministro hablaba de tres barcos con combustible frente a las costas cubanas. De los tres, se pagó uno y se descargó. Menos de una semana después, el país nuevamente enfrenta una nueva crisis.
Del déficit promedio de 1,146 MW que había hace una semana, se ha pasado a los 1,300, pues 46 motores de generación distribuida han dejado de funcionar por falta de diésel; y dos barcazas de generación eléctrica rentadas a Turquía, que utilizan fuel oil, también están fuera de servicio. Una bicoca de déficit, si la comparamos con los 1,500 que había antes del 20 de septiembre, fecha en la que el país estaba prácticamente sin combustible.
La realidad es una: Cuba no cuenta con solvencia económica para pagar el crudo que necesitan sus vetustas termoeléctricas y en ello coinciden la mayoría de los expertos, quienes en más de una ocasión han sugerido – y demostrado – que los retrasos en la entrega de combustible pueden deberse a problemas financieros, incluyendo la falta de crédito o dificultades para pagar a las empresas suministradoras. Ni siquiera a pesar de los acuerdos anunciados con la estatal rusa Rosneft y de la amistad Cuba-Rusia, ni los encuentros Díaz-Canel- Putin han servido para garantizar un suministro estable de combustible desde Rusia.
Los problemas financieros de Cuba
La baja disponibilidad de combustible para la generación eléctrica se ha resuelto con «sacrificios financieros» del régimen para pagar por cargamentos de crudo que llegan a la isla.
«Se pagan semanalmente montos elevados de dinero (…) se precisan dos o tres barcos durante siete días para abastecer diésel, gasolina, gas licuado, fuel oil y turbocombustible», dijo el Ministro en su intervención hace tres semanas, y desde entonces los cubanos están a la expectativa de saber cuál será el próximo barco.
La disminución de los envíos desde Caracas ha sido una constante en los últimos meses debido a que el chavismo ha priorizado sus exportaciones petroleras hacia China, Estados Unidos y Europa; países que con sus pagos, ayudan medianamente a solventar la crisis interna tras el fraude electoral de Nicolás Maduro.
Nombres de tanqueros como Delsa, Vilma, Prímula, Alicia, María Cristina, Marlin Azurite, y otros, muy probablemente pasen a engrosar las filas de los santos venerados por los cubanos.
«Cuba no está recibiendo el suficiente petróleo para cubrir su déficit», aseguró recientemente a Diario de Cuba, Jorge Piñón, director del Programa de Energía para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de Texas.
En la entrevista, el experto mencionaba la pronta llegada del PVT Clara, y aseguraba que los «cuellos de botella» para la descarga de buques petroleros se debía a «líneas de crédito o efectivo para comprar spot en los mercados internacionales».
Dicho de otra manera: La Habana no tendría dinero ni depósitos bancarios para pagar el crudo, y las promesas y buenas amistades no sirven como carta aval para la descarga del combustible.
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