Miguel Díaz-Canel, el gobernante designado por Raúl Castro, enfrenta un dilema logístico en su intento por asistir a la cumbre del grupo BRICS, que se celebrará del 22 al 24 de octubre en Kazán, Rusia.
El mandatario cubano, que ha expresado interés en que su país forme parte de este foro económico y político de potencias emergentes, se encuentra con un problema inusual: no tiene una forma clara de llegar hasta el evento.
El interés de Díaz-Canel por participar en el encuentro es evidente, especialmente después de que Cuba solicitara oficialmente su ingreso como «país socio» del BRICS a través de una carta dirigida al presidente ruso, Vladimir Putin.
La Habana busca así un lugar en este foro que se presenta como una alternativa al G7, lo que significaría, en teoría, un posible alivio para la asfixiante situación económica que vive la isla. Sin embargo, las expectativas parecen chocar con la realidad de la logística cubana, pues mientras se preparan los líderes de Brasil, India, China y Sudáfrica, Cuba no tiene aún un medio de transporte adecuado para su representación en la cumbre, señala el diario El Vigia de Cuba.
Problemas en el aire: aviones y escoltas
El viaje de Díaz-Canel a Rusia no se limita simplemente a su presencia personal; lo acompaña un séquito numeroso, que incluye desde su esposa y guardaespaldas hasta pantristas, chefs, traductores y un equipo de prensa completo.
Además, cuentan con médicos y masajistas para garantizar la comodidad del mandatario durante la estancia en el extranjero.
La flota aérea cubana tampoco se encuentra en su mejor momento. Las aeronaves de Cubana de Aviación que podrían realizar el vuelo hacia Kazán están fuera de servicio, a la espera de repuestos que deberían llegar desde Rusia.
Un trabajador del aeropuerto José Martí en La Habana relató a El Vigía de Cuba que hay un nerviosismo creciente en las últimas semanas, ya que el equipo presidencial presiona por saber si los aviones estarán listos a tiempo. Mientras tanto, las opciones de usar aviones venezolanos de Conviasa han sido descartadas debido a posibles problemas legales en Europa, donde podrían ser retenidos si necesitan hacer escalas técnicas.
Una invitación en entredicho
Desde el Kremlin, la postura es de total indiferencia sobre si el mandatario cubano asiste o no a la cumbre, lo que evidencia que Rusia no está dispuesta a ofrecerle una solución logística. Esto deja a La Habana en la incómoda posición de depender de la rápida reparación de sus propios aviones, lo cual podría convertirse en un obstáculo insalvable. De no encontrar una solución, la imagen de un Cuba relegado y al margen de las potencias emergentes podría quedar aún más marcada.
Aunque la cumbre de los BRICS contará con la participación de otros actores internacionales, como Turquía y Armenia, la presencia de Cuba en la lista de invitados no garantiza una membresía futura en la organización. Y es que, para ser parte de este selecto grupo, no basta con el interés político; los BRICS buscan países que puedan aportar recursos significativos, mercados, o al menos estabilidad económica. Aspectos en los que la isla está visiblemente rezagada, más allá de las promesas y los discursos de sus líderes.
Una cumbre llena de expectativas y beneficios personales
Más allá de la geopolítica y las aspiraciones internacionales, el interés de Díaz-Canel y su séquito por viajar a Rusia también responde a un motivo muy terrenal: las oportunidades de compras y abastecimiento que estos viajes ofrecen. Regresar de Rusia con productos difíciles de conseguir en Cuba, desde alimentos hasta ropa, es un incentivo añadido para este tipo de desplazamientos. Los funcionarios que lo acompañan aprovechan la ocasión para traer productos para sus familias, una realidad que contrasta con la escasez en la isla.
El tiempo corre y aún quedan algunas semanas para que la cumbre tenga lugar. El desenlace de esta historia, que mezcla la ambición de pertenecer a un club de potencias emergentes con la escasez de aviones operativos, se mantiene en el aire.
Si Cuba logra finalmente llegar a Kazán o si su aspiración queda varada en el aeropuerto de La Habana, es algo que se resolverá en los próximos días. Lo cierto es que, por ahora, la asistencia de Díaz-Canel a la reunión del BRICS sigue siendo una incógnita, con todos los ojos puestos en los hangares y la llegada de las tan esperadas piezas de repuesto.