Un chofer particular – botero – en el municipio Cabaiguán, Sancti Spíritus, ha sido objeto de críticas en las redes sociales tras negarse a dejar subir a un niño de 11 o 12 años que no disponía del dinero completo para el pasaje.
El niño, que tenía 70 pesos, fue rechazado por el chofer, quien demandaba 100 pesos por el trayecto hasta Guayos, incluso cuando la distancia era de tan solo tres kilómetros.
Anielbys Fernández Ruiz, testigo del incidente, compartió la situación en las redes, generando conmoción entre los usuarios.
Según su explicación de los hechos, varios ciudadanos presentes colaboraron, reuniendo para completar el pasaje del niño.
Finalmente, una pareja se encargó de cubrir el costo del pasaje.
Este incidente pone de manifiesto una preocupante pérdida de valores humanos, aunque también resalta la existencia de personas dispuestas a ayudar al prójimo.
Es importante mencionar que este no es un caso aislado, ya que en el pasado se han reportado situaciones similares, generando debates sobre la solidaridad y la ética en la sociedad cubana.
Aunque, es meritorio señalar que también se han dado a conocer igual cantidad de casos de choferes «buena gente», que incluso no cobran por el pasaje.
Así le sucedió a la ex presidenta de la Union de Periodistas de Cuba (UPEC) en Matanzas, quien horas después de haber sido beneficiada con la excelente actitud de un chófer de transporte – valga la aclaración – publicó en las redes sociales su encuentro afortunado con él.
En el texto, Torres Hernández describe la amabilidad y solidaridad de un chofer de Transtur Varadero, apodado «El Jabao», y cuenta cómo, a pesar de las inclemencias del tiempo y de que el ómnibus estaba lleno, El Jabao recogió a la autora en una esquina cuando llovía y la vió «mojándose».
Durante el viaje, se revela que el chófer tiene una relación cálida y cercana con muchos pasajeros, especialmente con los trabajadores de Cimex, empresa para la cual presta servicios. El chofer se destacó por su bondad, y no dudó en desviar un poco su ruta para ayudar a otros trabajadores a llegar a sus destinos sin mojarse.
La autora, Yirmara Torres Hernández, establece una conexión entre la bondad de El Jabao y una crónica escrita por su amiga y jefa, Regla Barbara Llorente Querol, sobre otro chófer llamado Edy. Ambos choferes son ejemplos de personas que hacen bien su trabajo y son amables con los demás, a pesar de las circunstancias.
Al final, la autora agradece al Jabao, cuyo nombre real es Héctor Ojeda de León, y destaca la importancia de reconocer y valorar a las personas que hacen bien y ayudan a otros. Ella insta a los periodistas a compartir más historias positivas y a denunciar a aquellos que abusan de su poder.
En los comentarios, otros usuarios expresan su aprecio y reconocimiento por las acciones del Jabao y la calidad humana de ciertas personas que aún existen en la sociedad. La autora también comparte otros momentos personales, reflexionando sobre la importancia de disfrutar la vida y sonreír a pesar de las adversidades.
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