Junto a Jorge Fernández Era, Ulises Toirac ha sacado la cara más allá de la crítica mediante el humor, para denunciar los absurdos cotidianos y los abusos de poder en la isla.
Mientras otros hacen silencio, el guajiro Matute, es un látigo en sus redes sociales con sus denuncias disfrazadas de humor, y millones de cubanos se lo agradecen, aunque solo 190 mil lo sigan en Facebook.
Con el humor que lo caracteriza, el reconocido actor, guionista y humorista cubano Ulises Toirac compartió en sus redes: “190 000 seguidores” —un hito que marca su creciente influencia digital en tiempos de relevancia sociopolítica. Agradeció el apoyo con una reflexión sincera.
“No me considero un ‘generador de contenido’. Más bien un ‘compartidor’ de ideas, sueños, esperanzas (des-esperanzas también), ilusiones, ‘emp**gues’, chistes, imágenes… No me paga nada más que el comentario de ustedes, ni siquiera tengo monetizado el perfil (…). Me paga poder decir lo mío y que se me escuche, tenga o no la razón, estén de acuerdo o no. Y sobre todo, alegrarles el día.”
El mensaje generó una ola de reacciones cálidas y cómplices en los comentarios. Un internauta bromeó: “Estamos como la Guiteras primo, sincronizados: yo llegué hoy a 13 mil” —mostrando la camaradería y cercanía que Toirac cultiva con su audiencia. Otros lo felicitaron por compartir humor sin filtros: “Como buen cubano, ‘vas por más’”, “El respeto a todos los criterios… es la base de todo”, “Felicidades, eres el mejor de los mejores”, le dejaron dicho cientos de personas en Facebook.
Más allá del humor, este logro refleja su capacidad de conectar y dialogar con una audiencia ansiosa no solo por entretenimiento, sino también por reflexiones que reflejen la sociedad cubana actual. Su enfoque como “compartidor” —más que creador— establece un vínculo íntimo que trasciende lo convencional en redes sociales.
Este crecimiento en seguidores se produce en paralelo al resurgimiento de su presencia escénica. Recientemente, Toirac regresó a los escenarios tras cinco años de silencios forzados. Su espectáculo en El Cabildo, en La Habana, fue un éxito rotundo. “Una de las tardes más lindas y divertidas de mi carrera… SOLD OUT!”, resaltó en sus redes sociales el reconocidísimo humorista.
Su retorno no fue casual: simboliza resistencia cultural. En medio de una trayectoria marcada por la censura y desafiante el control oficial, Ulises mantiene su humor crítico como herramienta de memoria y resistencia. Su reciente citación por la Seguridad del Estado, fruto de sus comentarios en redes, evidenció el peso político que alcanza su voz en el panorama cubano.
Así, alcanzar los 190 000 seguidores no solo celebra una cifra, sino una plataforma consolidada desde la cual un artista insiste en expresar su mirada. Como él mismo afirmó, lo motiva el diálogo más que el reflejo: «que se me escuche», en un país donde hablar con humor es también un acto de valentía.
