El derrumbe parcial de un edificio en Centro Habana no solo dejó a varias familias sin techo, sino que también encendió la chispa de una protesta inusual en la capital cubana. Tras la caída de una habitación del tercer piso sobre la segunda planta, ocurrida en la mañana del lunes 18 de agosto en la calle Reina entre Manrique y San Nicolás, los vecinos decidieron bloquear la vía para exigir soluciones a las autoridades y denunciar las condiciones precarias en las que viven, señala Cubanet Noticias.
Unas quince familias, alrededor de cincuenta personas, pasaron la madrugada del lunes en la acera, rodeadas de sus pertenencias y sin un lugar seguro donde dormir. Los funcionarios municipales que se acercaron al lugar les informaron que no había sitio disponible para reubicarlos de manera inmediata, lo que dejó a los afectados a la intemperie, sin comida ni agua, y con la incertidumbre de no saber a dónde ir.
La situación se agravó con la falta de abasto de agua, un problema recurrente en Centro Habana que ya mantenía a los vecinos bajo presión. La protesta, registrada en videos y fotos difundidos por medios independientes, incluyó el cierre de la céntrica calle Reina. Con cubos, tanques y pertenencias en medio de la calzada, los residentes denunciaron el abandono institucional. Ante el alboroto, las autoridades enviaron camiones cisterna con agua para apaciguar los ánimos, aunque no ofrecieron soluciones definitivas de vivienda.
El derrumbe dejó además una persona herida: Magaly, una vecina de 75 años, que fue trasladada al hospital gracias a la ayuda de otros residentes. Su caso, según testigos citados por el periodista Alberto Arego, refleja el peligro constante que enfrentan quienes habitan en edificaciones marcadas por la antigüedad y el deterioro.
Los comentarios en redes sociales se hicieron eco de la protesta. “La Habana entera se cae a pedazos y no se repara nada”, escribió un usuario, mientras otros exigieron que las familias fueran reubicadas en hoteles, como ocurre en otros países ante emergencias. “Dejen de levantar hoteles y construyan viviendas”, criticó otro internauta, aludiendo al contraste entre el crecimiento del sector turístico y el abandono de las comunidades.
La protesta en Reina fue un grito contra la indiferencia y la desidia. Vecinos que ya acumulaban nueve días sin agua decidieron que un derrumbe no podía ser solo un nuevo capítulo de resignación. Salieron a la calle para mostrar que, entre escombros y promesas incumplidas, la paciencia también se desploma.
