Según El Banco Central de Cuba (BCC), las tarjetas MIR , «nacidas» fruto de la colaboración estrecha entre los gobiernos de Rusia y Cuba, ya son aceptadas en cajeros automáticos y terminales de punto de venta en Cuba, comenzando en zonas turísticas y expandiéndose gradualmente a nivel nacional.
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Este desarrollo refleja la creciente influencia rusa en Cuba y hasta podría ser un precursor de una colaboración similar con Irán, o China… mejor China. ¡Quién sabe!
En medio de una crisis generalizada en la isla, con una lista in crescendo de entidades donde no pueden – o deberían – utilizarse las tarjetas en dólares emitidas por bancos norteamericanos, la adopción de tarjetas MIR en Cuba no solo facilita las transacciones para turistas y empresarios rusos, cada vez de presencia más numerosa en la isla, sino que también refleja un esfuerzo por parte de Cuba para diversificar sus alianzas económicas y políticas en respuesta a las presiones internacionales.
Parece algo difícil de prever, y elucubrar con una colaboración con el gobierno terrorista de Irán, con quien se podría seguir un camino similar, pudiera sonar a adelanto en el tiempo. Sin embargo, no hay dudas que cualquier toma de decisiones en este sentido podría ofrecer a Cuba una mayor autonomía en sus transacciones financieras, reduciendo su dependencia de sistemas bancarios dominados por Occidente.
Se desconoce si el mandatario cubano Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez abordó este asunto en particular durante su visita a Irán, pero se conoce que Díaz-Canel instó a los empresarios iraníes a invertir en Cuba como una estrategia para eludir las sanciones impuestas por Estados Unidos a ambos países.
Sin embargo, con la apertura de Cuba a modelos de negocios propuestos por empresarios iraníes, junto con la invitación a participar en el «modelo de desarrollo» cubano, se sugiere una disposición a integrar más profundamente las economías de Cuba e Irán, aunque por el momento parece lejano y difícil que suceda igual que con las tarjetas rusas MIR.
Lo cierto es que la cooperación económica y financiera entre Cuba, Rusia e Irán se vislumbra como un esfuerzo conjunto para contrarrestar las sanciones que el gobierno de EE. UU. le tiene impuesto a sus respectivas economías.
La presencia de tarjetas MIR en Cuba podría ser un indicativo de que tarjetas iraníes podrían seguir el mismo camino, ampliando así las opciones de pago y fortaleciendo las relaciones bilaterales entre estos países, y hasta habrá quien ya piense en una hipotética escena en la tienda de 3ra y 70, en la que un esposo cubano le pida a su esposa que le alcance la tarjeta iraní, porque la rusa se quedó como la tarjeta de la canción de Braulio: sin fondo.