El dramaturgo y activista cubano Yunior García Aguilera expresó en conferencia de prensa respecto a su reciente y sorpresiva salida de Cuba, salida que “si me quedaba allí, probablemente no me iban a llevar a prisión. Ellos no querían convertirme en un símbolo. Si me condenaban me convertían en un símbolo. Si me mataban me convertían en un símbolo. Ellos necesitaban silenciarme, anularme como persona, bloquearme mentalmente, atacarme psicológicamente, que me desestabilizara. Y casi lo logran”.
El evento, transmitido en vivo por varias cadenas de televisión, fue organizado por Prisioners Defenders en Madrid, donde García arribó ayer junto a la activista y actriz Dayana Prieto, su esposa, ayudados por una entidad de la cual no ha querido revelar el nombre para proteger sus miembros en Cuba.
Denunció como, a raíz de la convocatoria a la marcha cívica nacional del lunes 15N y su decisión posterior de marchar el 14 en solitario, le fue cortado desde ese domingo todo el acceso a las comunicaciones, al internet, la telefonía celular y fija, no solo a él, sino a su esposa, su suegra, suegro y su cuñado.
“Estoy seguro que la estrategia del régimen era mantenerme preso en mi casa, afirmó, sin internet, sin acceso a teléfonos, sin visita de amigos, totalmente incomunicado, y silenciarme. Y lo único que tengo es mi voz. Yo no me podía quedar callado. Alguien tiene que decir lo que pasa en Cuba. Por esa razón decidí salir de Cuba y venir a España. No he pedido asilo, como ya deben saber. Mi intención es volver a Cuba, pero yo no quiero hacer las cosas con rabia.”
García Aguilera argumentó que “si me quedaba en Cuba con todo ese dolor, con toda esa rabia me iba a convertir en lo mismo que crítico. Necesitaba curarme esa rabia, para volver a sopesar las cosas, a pensar otra vez, a volver a mi centro, a buscar el equilibrio que es lo que siempre me ha interesado, a no dejar jamás de ser pluralista y tolerante y entonces volver a retomar la lucha cuando, en primer lugar, sane mis heridas, cuando mi vida y la de mi esposa no corran peligro en Cuba. Por esa razón estoy aquí”.
“A pesar de todos los ataques que podían venir, de todas las incomprensiones, yo sentí que no podía quedarme jamás callado, porque si lo único que tengo es mi voz y me la quitan ellos ganan. No podía quedarme callado”, declaró a los periodistas presentes, a la vez que aseguró que se mantendría firme en su lucha por lograr la verdadera democracia en Cuba, donde “el régimen se comporta como una casta realmente conservadora que no tiene ningún ideal progresista” y muy lejos de cualquier ideal realmente progresista y de las líneas de la izquierda contemporánea, es solo un “capitalismo monopolista de estado feroz” que durante la pandemia invirtió más dinero en hoteles que en hospitales
“Creo que es tiempo de madurar la visión que todos tenemos sobre un país donde ya no solo es que no haya una democracia como las conocemos, es que hay una dictadura y muchos pensamos que hay una tiranía brutal como pocas veces se ha visto”, sentenció.
