Yosvany García Vega, un bombero que durante días combatió el incendio en la base de supertanqueros de Matanzas, considerada la mayor catástrofe de su tipo en la historia de Cuba, denuncia por estas horas a las autoridades cubanas que «sin vergüenza dejaron que en su pecho pusieran una medalla, cuando no se la merecían”.
La frase, textual, se refiere específicamente a aquellos politiqueros que, al más viejo estilo tradicional de politiquería cubana del Siglo XX, citaron al bombero Yosvany García Vega a un acto para condecorarlo, sin merecer el honor de colocarle la insignia en un pecho a un hombre que ahora, se queja de sufrir en su propio cuerpo las consecuencias de inhalar durante tanto tiempo el humo de los hidrocarburos quemados en Matanzas.
Según su denuncia, el bombero Yosvany García Vega ha sido diagnosticado de cáncer por este motivo. Muy probablemente, otros como él aún no han desarrollado la enfermedad, que con matices similares han tenido – y han muerto – muchos de los que combatieron el incendio en las Torres Gemelas de Nueva York, que ha sido denominado como «el Síndrome del Bombero».
El bombero Yosvany García Vega denunció el abandono del gobierno cubano ante su caso y dijo que este síndrome «no es más que la inhalación de humo de hidrocarburos y coke». Este último es, según Wikipedia «un combustible a base de carbón gris, duro y poroso con un alto contenido de carbono y pocas impurezas, que se produce calentando carbón o petróleo en ausencia de aire, un proceso de destilación destructivo. Un producto industrial importante, utilizado principalmente en la fundición de mineral de hierro, pero también como combustible en estufas y forjas cuando la contaminación del aire es una preocupación.»
Luego añadió:
«(…) tengo cáncer, sí cáncer, y antes de irme de este mundo, con este escrito solo les quiero recordar a esas personas, que sin vergüenza dejaron que en su pecho pusieran una medalla, cuando no se la merecían, que hombres como yo mueren por hacer el trabajo con el que ellos viven su gloria”.
Así se expresó en Facebook Yosvany García Vega, este valeroso bombero que, con la misma valentía que acudió a la base de supertanqueros de Matanzas a combatir el incendio, denunció ahora a las autoridades del gobierno que, en lugar de ofrecerle toda la ayuda médica y psicológica, además de la alimentación que precisa, lo han abandonado.
Su sacrificio le costó enfermarse de cáncer, y ahora se siente relegado a un lado por las mismas personas que en el acto politiquero lo abrazaron y le sonrieron.
“Si mi comentario le incomoda a alguien, mírese en el espejo y pregúntele a su conciencia”, alegó este bombero, quien fuera una de las primeras personas en llegar a la catástrofe ocurrida en la zona industrial de Matanzas y quien por su actitud y conocimientos estuvo entre los que fueron designados a trabajar con la brigada de expertos mexicanos y venezolanos que llegaron al lugar.
“Fueron días duros, momento difíciles, sin saber de la familia, dentro de esta historia hay otras historias más para continuar y hacer no sé cuántos libros, pero no es el caso. Fui reconocido por los cuerpos de bomberos de Venezuela y México, por amigos desinteresados, pero nunca por las autoridades competentes, a las que de verdad les toca”, aseveró.
“Nunca fui llamado a nada, después de perder la piel en partes de mi cuerpo y quedando así en el lugar hasta tres días después que se apagó [el fuego]”, detalló el bombero Yosvany García Vega.
“Muchos hoy me ven y me saludan con un abrazo fuerte. Me agradecen. Jocosamente me dicen el ‘Mambí redentor’, como dijo un amigo en un escrito. Otros me llaman por mi apodo, debido a tiempos pasados: EL TALIBÁN”, agregó.
El incendio en la base de supertanqueros de Matanzas cobró la vida de 17 personas, entre bomberos y jóvenes que estaban cumplieron el Servicio Militar Activo, de carácter obligatorio en Cuba. Los últimos no contaban con la experiencia necesaria para enfrentar semejante catástrofe. Ninguno contaba con el equipamiento necesario.
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