Las canaletas eléctricas sirven para confeccionar férulas ortopédicas para animales en Cuba, según mostró recientemente el veterinario Fernando Gispert, jefe de Servicios Clínicos de la estatal clínica “Laika”, ubicada en La Habana Vieja.
De acuerdo con lo que expuso en su cuenta de Facebook el reconocido doctor en Medicina Veterinaria tuvo que usar un fragmento de las canaletas plásticas para inmovilizar la patica delantera derecha de un cachorro que sufrió una fractura.
“Funciona. No hay más na’”, explicó el veterinario al dejar claro que garantizar el bienestar animal es cada vez más difícil en un país fuertemente golpeado por la inflación y por la escasez.
“La inventiva es nuestra arma secreta. Un colega extranjero dice que somos como los médicos de la guerra”, apuntó un colega de Gispert al referirse a las condiciones en las que trabajan la mayoría de los veterinarios cubanos.
De hecho, una internauta confirmó que en casos donde no se puede enyesar una fractura porque existe inflamación también se utilizan cartón fuerte y venda para inmovilizar. “Hay que inventar. No queda de otra”, señaló.
El propio Gispert informó la semana pasada que un pedazo del falso techo de la clínica veterinaria ubicada en la intersección de las calles Merced y Picota se desplomó tras las intensas lluvias que afectaron la capital cubana.
Tras el colapso del techo de pladur, que es como se le conoce al cartón yeso, un material de construcción utilizado para la ejecución de paredes y el revestimiento de interiores, el veterinario pidió apoyo a la comunidad animalista.
“¡Cómo están los precios ahora!”, expresó Gispert al hablar de cómo la galopante inflación que padece el país dificulta el aseguramiento de la cubierta.
En medio de la profunda crisis que existe en la isla, los animalistas cubanos tienen que acudir a toda la inventiva posible para salvar la vida de un animal callejero o combatir su maltrato.
