El cinismo popular, como resistencia natural al absurdo, ya ha convertido el desastre energético en motivo de choteo nacional. Cada vez que una termoeléctrica “entra al sistema”, los cubanos bromean que otra, en efecto, “sale corriendo”. Dicen que hay un pacto no escrito —pero bien sincronizado— entre la Felton y la Guiteras: cuando una se pone el uniforme, la otra pide baja médica. En los barrios ya no se habla de averías, sino de “turnos” entre las plantas, como si jugaran a la soga o al escondido.
Un incendio registrado el sábado en la subestación eléctrica soterrada de Tallapiedra, en la Avenida del Puerto, provocó una interrupción masiva del suministro eléctrico en varias zonas de la capital
La pésima estrategia comunicacional del régimen cubano ha vuelto a dejar en evidencia su ineficacia a la hora de informar sobre sucesos importantes en la isla. Dos recientes incidentes han demostrado el desorden informativo que reina en los medios oficiales, generando desconcierto y frustración en la población.
Tras la salida de la Felton del sistema, la Unión Eléctrica publicó un post muy positivo en sus redes sociales que, sin embargo, no aplacó la ira de los internautas, que se cuestionaron seriamente los trabajos de mantenimiento hechos en las mochetas de la Unidad 1 de la Felton, pues ahora ¡ya se rompió de nuevo!
los apagones no solo son un reflejo de una crisis energética, sino también de una crisis social y económica más amplia que sigue desafiando la estabilidad de Cuba. A medida que el calor del verano se acerca, la presión sobre el sistema eléctrico y sobre los líderes del país solo tiende a aumentar, poniendo a prueba la resiliencia y la paciencia de toda una nación.
Los problemas de la Guiteras son muchos y variados. Ponches en la caldera, falta de exitación en el generador; disparos automáticos, rajaduras en las tuberías; un hierro zafado... Si nos ponemos a contabilizar los disímiles problemas presentados por la CTE Antonio Guiteras en los últimos meses la lista es larga.