El jueves pasado, es decir, ayer, Cuba experimentó uno de los peores episodios de apagones de los últimos tiempos.
Según un comunicado publicado por el portal oficialista Fuerza del Pueblo en Villa Clara, las interrupciones en el suministro eléctrico durante la noche del 16 de mayo y la madrugada del 17 de mayo fueron «extremas».
Tan solo esa provincia alcanzó un valor máximo de afectación de 170 MW, con una cantidad sostenida de circuitos afectados que variaban en cuanto a la magnitud de la demanda eléctrica. Si considerásemos que los apagones fueron «parejos» en toda la isla, y multiplicamos ese número por tan solo «10» territorios, la cifra alcanza un fatal 1700 MW de déficit, no muy lejano de la realidad informada por la UNE de 1309.
Según testimonio ofrecido a este redactor hace ya un tiempo por uno de los especialistas de esta materia en la CTE de Cienfuegos, cuando ese valor alcanza los 1400 MW, ya se puede hablar de una crisis nacional. O para «traducir» sus palabras: 1400 MW de déficit nacional equivale a apagones de más de 12 horas continuos.
Y así sucedió, en efecto. Los reportes en las redes sociales hablande eso y más. El escritor camagüeyano Pedro Armando Junco reportó un apagón «récord» en Camagüey de 18 hrs consecutivas; pero en otras localidades del país la situación no fue diferente. Incluso fue peor. Desde Baracoa a la Punta de Maisí, se reportaron apagones de hasta 20 horas, con 4 horas de alumbrones.
El internauta Saúl Manuel reportó apagones en todas las localidades del país. Aquí el resumen de algunas de las localidades reportadas:




















Este grave problema energético no es un caso aislado. El país ha estado enfrentando un déficit cercano a los 1000 MW durante varios días, lo que ha provocado apagones generalizados y prolongados en varias provincias. El sistema eléctrico cubano, ya frágil, se ha visto aún más afectado por las fallas técnicas y la falta de mantenimiento adecuado en las plantas generadoras de energía.
La situación ha generado un gran malestar entre la población, que depende del suministro eléctrico no solo para las actividades diarias básicas sino también para el funcionamiento de servicios esenciales. Las largas horas sin electricidad han afectado gravemente la calidad de vida de los ciudadanos y han puesto de relieve las profundas deficiencias del sistema energético del país.
El gobierno cubano ha reconocido incluso en la voz de su máximo dirigente, la gravedad de la situación y ha prometido tomar medidas para mejorar la estabilidad del suministro eléctrico. Ha hablado de que para el 2030 el problema estará resuelto gracias a inversiones que está haciendo el país de manera urgente en los últimos tres años.
Sin embargo, estas soluciones a largo plazo parecen difíciles de alcanzar sin una inversión significativa en infraestructura y mantenimiento. Mientras tanto, la población cubana sigue enfrentando incertidumbre y dificultades debido a los apagones recurrentes.
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