La victoria parecía segura para el doble campeón olímpico, quien previamente había retenido el título al vencer al ghanés-británico Isaac Dogboe y al japonés Satoshi Shimizu.
Ramírez aceptó presentarse sin himno ni bandera y tras su gran victoria festejó en el camerino cantando esas notas patrióticas y mostrando la enseña nacional.