Este gesto espontáneo y auténtico refleja la conexión de Daymé con las raíces musicales latinoamericanas y su apertura a nuevas experiencias culturales. Su interacción con los mariachis en Garibaldi no solo fue un momento personal significativo, sino también una muestra de la unión entre las tradiciones musicales de Cuba y México.
La situación plantea preguntas importantes sobre la ética en el arte, la representación de figuras públicas y el papel de las instituciones culturales en la promoción de un discurso respetuoso y consciente.
Si me preguntan cuál es mi sueño, diría que inspirar a la gente a quererse y disfrutarse como son....
El viaje como mujer latina, negra y gorda ha sido indescriptiblemente difícil".