En un universo digital donde lo íntimo se convierte en fenómeno público, la cantante cubana Señorita Dayana ha tocado una fibra sensible de su audiencia al compartir, por primera vez, una sesión fotográfica profesional junto a su nueva familia. El gesto, que coincidió con las celebraciones del Día de las Madres, dejó claro que detrás de la artista urbana se esconde una madre profundamente dedicada y una mujer que ha hecho del amor familiar una de sus banderas más auténticas.
Las imágenes, difundidas inicialmente en el perfil de su esposo, Mario Cedeño, muestran a Dayana junto a sus dos hijas -Victoria y la recién nacida Lorelys- en un ambiente cálido, de esos que parecen sacados de un catálogo. En una de las fotos, Victoria abraza con picardía a sus padres mientras Lorelys, envuelta en una mantita blanca y coronada con una diadema de flores, duerme plácidamente como si no supiera que ya es toda una celebridad en miniatura.
“Felicidades a todas las madres del mundo, en especial a mi mujer, una gran madre”, escribió Mario Cedeño, junto a la publicación, en la que también etiquetó a las pequeñas y sus respectivas cuentas de Instagram. Sí, cada una con su propio perfil, algo cada vez más común entre figuras públicas que buscan documentar la crianza desde el cariño y la estética.
Este álbum no es solo una serie de fotos bonitas: es un hito emocional para los seguidores de Dayana, que ven en ella una figura cercana, una “guerrera” -como le escribió un fan- que ha sabido balancear el éxito artístico con las complejidades de la maternidad. Y no ha sido fácil. Su hija menor, Lorelys, nació el 9 de abril de 2025 y, según se compartió, enfrentó complicaciones en sus primeros días por una alergia a las proteínas de la leche, un detalle que muchas madres cubanas conocen bien y que convierte el acto de alimentar a un bebé en un reto constante de prueba y error.
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Las reacciones no se hicieron esperar. Comentarios como “Qué familia más linda”, “Felicidades, guerrera hermosa” y “Feliz día a esa madre hermosa y sus princesas” inundaron la publicación. Porque en medio del ruido digital, la ternura aún tiene peso. Y más si viene de alguien que ha hecho del escenario su trinchera, pero de su hogar, su santuario.
Vale la pena detenerse en un fenómeno que cada vez cobra más fuerza en el mundo del entretenimiento cubano: el de las figuras públicas que visibilizan su rol familiar sin sacrificar su carrera. Señorita Dayana no ha dejado de crear música ni de mantener su presencia activa en redes, pero ha encontrado una manera de entrelazar su vida privada con la imagen pública de manera orgánica, sin imposturas. La maternidad no la ha silenciado; la ha enriquecido.