En enero de 2023, Cuba fue testigo de actos deliberados de incendios provocados contra campos de caña de azúcar en las regiones de Jatibonico y Cabaiguán. Los culpables de estos hechos fueron motivados por un claro propósito: perturbar la zafra de caña de azúcar, sector vital para la economía del país, señala el diario espirituano Escambray.
El diario señala que se identificó a un individuo como autor de estos incendios destructivos, que no solo representaban una amenaza directa para los cultivos de caña de azúcar, sino que también tenían implicaciones potenciales para la economía en su conjunto. Los incendios se iniciaron estratégicamente en áreas donde la caña de azúcar estaba en su apogeo, lo que aumentó el daño potencial.
Escambray indica que los incendios desencadenaron una cadena de eventos, lo que provocó una respuesta rápida de las comunidades vecinas, los miembros de la cooperativa y las autoridades locales. Su intervención colectiva logró contener las llamas, evitando pérdidas económicas mayores. Sin embargo, las llamas sí causaron daños, tanto en los cultivos como en el medio ambiente circundante, lo que posteriormente tuvo repercusiones económicas.
Tras la investigación, se reveló que el móvil de estos hechos fue sabotear la zafra de caña de azúcar. En Cuba, la caña de azúcar tiene una inmensa importancia económica, lo que la convierte en un objetivo crucial para quienes desean socavar la estabilidad económica de la nación.
Los incendios, señala el medio, se calcularon para interrumpir el proceso de producción, causando pérdidas inmediatas y efectos dominó en los sectores relacionados.
Como resultado de estos hallazgos, el individuo responsable de los actos de sabotaje enfrentó consecuencias legales.
Tras un minucioso proceso judicial, el delincuente fue condenado a 15 años de privación temporal de libertad por el delito de sabotaje. La sanción incluía también la obligación de indemnizar a las entidades afectadas por los daños materiales causados por los incendios.
Aunque el diario oficialista señala que en el contexto histórico, la quema deliberada de campos de caña de azúcar se ha utilizado como una forma de terrorismo contra Cuba, a menudo con la intención de paralizar su economía, la historia detrás de estos actos es más lejana en el tiempo, y tienen a menudo orígenes de descontento popular con el gobierno de turno.
En la Cuba colonial se le conocía como «tea incendiaria» y el objetivo de la quema era asfixiar económicamente al régimen español.
Los cubanos han notado cómo, recientemente, han sido incendiados no pocos lugares dentro de la isla, en lo que se presume sean actos deliberados, y no obra de la casualidad.
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