Con el arte corriendo por sus venas, René de la Cruz, mejor conocido por su diminutivo Renecito, es un artista multifacético que hoy celebra su 62 cumpleaños.
Su hija Renata de la Cruz, le dedicó una emotiva historia durante esta celebración.

Nacido en La Habana, sus padres son el reconocido actor René de la Cruz y la destacada pianista concertista Pura Ortiz.
Su carrera se vio sumamente marcada por las comparaciones constantes con su padre, quien fuera una figura extremadamente popular del cine y la televisión cubanos, recordado por su personaje Julito el pescador.
Su camino por las artes inició con los estudios del violín, debido a su asombrosa memoria y habilidades musicales.
Pero, la búsqueda para formar su identidad artística lo llevó a explorar diferentes disciplinas.
Comenzó en la Escuela Nacional de Arte, en la especialidad de Dirección Orquestal, experimentó con el ballet y tuvo una faceta de deportista en la Escuela de Deportes, antes de encontrar su verdadera pasión en la actuación en la escuela de Instructores de Arte.
Su padre, René de la Cruz, se enteró de su incursión en la actuación cuando vio la portada de un reportaje en Bohemia, sobre estos centros educativos.
A lo largo de los años, Renecito ha luchado contra las comparaciones y las expectativas que rodean su apellido, pero ha mantenido su determinación de forjar su propio camino en el mundo del arte.
Para ingresar al Instituto Superior de Arte, Renecito decidió cambiar su nombre a Francisco Ortiz para evitar depender de su linaje, y demostrar su propia valía.
Renecito de la Cruz ha participado en numerosas obras teatrales a lo largo de su carrera.
Ha colaborado con destacados grupos teatrales como el Teatro Político Bertolt Brech, Teatro Nacional, Teatro Irrumpe, Plaza Vieja, Grupo Trotamundo, Teatro Estudio, Grupo Teatro Trébol y el Grupo de Teatro Pálpito.
Su pasión más profunda es el teatro, aunque comprende la fugacidad de esa forma de arte, ya que solo permanece en la memoria de quienes asisten a las funciones.
También ha incursionado en la televisión, consciente de su potencial para la popularidad, aunque reconoce las demandas rigurosas de trabajar ante las cámaras. Finalmente, el cine representa su sueño máximo como actor.
En este año, coprotagonizó el clásico teatral “Mi socio Manolo” junto José Ignacio León, con el grupo Teatro del Sol y dirigida por Sarah María Cruz.