La violencia, el crimen y los robos, son noticias que sacuden diariamente a la comunidad cubana. Por estos días dos incidentes separados han capturado la atención pública. Uno de ellos vinculado al asesinato de un joven en Manzanillo, provincia de Granma; el otro, relacionado con el robo de un arma de fuego.
En Manzanillo, un joven llamado Yasiel Guerra fue trágicamente asesinado tras una disputa a las afueras de una discoteca.
Según los informes, Guerra fue emboscado y apuñalado en un acto de traición por dos personas; uno de ellos, había sostenido con él una discusión momentos antes.
A pesar de que un ciudadano cubano americano intervino y logró arrebatarle el arma al victimario para que no propinase más puñaladas al joven, los esfuerzos por salvarlo en el hospital fueron insuficientes, y Guerra falleció días después debido a la gravedad de las heridas recibidas.
Según dio a conocer el activista Niover Reyes en su cuenta de Instagram, sus agresores fueron identificados como Dairon Calderón y Álvaro Milán, quienes han sido señalados como los presuntos culpables del asesinato.
Niover dijo que Calderón había apuñalado un mes antes a otra persona, pero por falta de pruebas había sido liberado por la policía.
Niover agregó, aunque sin ofrecer muchos detalles al respecto, que otra persona habría muerto en Manzanillo, en lo que fue un robo fallido.
Este lamentable suceso se suma al asesinato, días después, de Alain Damián, conocido como Alaincito, un joven de 19 años de la localidad de Pueblo Nuevo, quien curiosamente vivía frente por frente a la casa de Guerra. Alaincito fue igualmente asesinado a puñaladas, y su cuerpo fue abandonado en un área apartada tras ser atraído bajo engaño, cerca del barrio La Pesquera. El presunto asesino fue capturado días después.
En un incidente separado, en Contramaestre, Santiago de Cuba, se reportó el robo de un arma de fuego en la terminal de ómnibus.
El arma, que era legalmente poseída, fue sustraída junto con dinero y objetos personales de la mochila de una persona que alertó inmediatamente a las autoridades.
Esto desencadenó una rápida respuesta de la Policía Nacional Revolucionaria y el arma fue recuperada afortunadamente dos días después, junto con los documentos personales de la víctima.
Estos dos sucesos destacan los contrastes en la seguridad pública en Cuba. Mientras que en el caso de lo ocurrido en Contramaestre, Santiago de Cuba, se muestra la eficacia policial, en el otro, la policía de Manzanillo habría absuelto por falta de pruebas a un joven que días después volvería a apuñalar a otra persona; esta vez, de manera letal, aunque se desconocen los detalles de la primera ocasión.
Y si en Contramaestre no hay duelo, sino alegría por el alma recuperada, no sucede así en la comunidad de Manzanillo, donde dos familias se encuentran en luto por la muerte de dos de sus hijos; jóvenes cuyas vidas fueron truncadas por actos de violencia.
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