La reciente decisión de la administración de Joe Biden de retirar a Cuba de la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo ha generado un debate intenso, polarizando a políticos, organizaciones y gobiernos internacionales. Aunque algunos lo consideran un paso hacia la reconciliación, otros lo ven como una peligrosa concesión al régimen cubano. Aquí se detallan las posturas de quienes respaldan y rechazan la medida.
Quienes apoyan la decisión
El Gobierno Cubano
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba celebró la exclusión de la lista como «un paso en la dirección correcta», aunque advirtió que el bloqueo económico sigue siendo el mayor obstáculo para el desarrollo del país. Según un comunicado oficial, esta decisión refleja la presión de gobiernos latinoamericanos, incluidas Colombia y Brasil, además de los esfuerzos de mediación de la Iglesia Católica.
Líderes Internacionales
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el gobierno de Canadá se encuentran entre los principales defensores de esta medida, señalando que es clave para mejorar las relaciones internacionales. La mediación del Vaticano fue esencial en el acuerdo que permitió la liberación de 553 prisioneros políticos, un gesto humanitario que Biden resaltó como parte del entendimiento alcanzado.
Demócratas y Progresistas en Estados Unidos
Figuras como la congresista Ilhan Omar (D-Minnesota) y Nydia Velázquez (D-Nueva York) apoyaron la decisión, argumentando que la designación solo ha exacerbado las dificultades económicas en Cuba. Velázquez afirmó que «la medida ha empeorado las crisis alimentarias y energéticas», especialmente tras desastres naturales como el huracán Rafael.
Organizaciones progresistas como CODEPINK también se pronunciaron a favor, aunque criticaron la demora de la administración Biden en tomar esta decisión.
Quienes rechazan la decisión
Republicanos Cubanoamericanos
Entre los críticos más vocales están los congresistas cubanoamericanos Marco Rubio, Mario Díaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos Giménez, quienes calificaron la decisión como una «traición».
Rubio, quien pronto asumirá como Secretario de Estado en la administración de Donald Trump, ha prometido revertir la medida. En sus palabras, «la acción de Biden debilita nuestra seguridad nacional y fortalece a un régimen que protege a criminales y terroristas».
En un video conjunto, los congresistas María Elvira Salazar, Mario Díaz-Balart y Carlos Giménez acusaron a Biden de «dar oxígeno económico al régimen castrista». Salazar recordó que recientemente confrontó al Secretario de Estado, Antony Blinken, quien había asegurado que no se consideraba la exclusión de Cuba de la lista.
Díaz-Balart, por su parte, calificó la decisión como «la última traición» de Biden a la causa de la libertad en Cuba. Giménez añadió: «Los cubanos que merecen libertad están siendo aplastados nuevamente por esta administración».
Ted Cruz y Rick Scott
El senador Ted Cruz (R-Texas) criticó duramente la decisión, señalando que «el terrorismo avanzado por el régimen cubano no ha cesado». Por su parte, Rick Scott (R-Florida) describió la medida como «un regalo de despedida para dictadores y terroristas», reiterando su apoyo a sanciones más estrictas contra Cuba.
Mauricio Claver-Carone y Mike Waltz
El exfuncionario de la administración Trump, Mauricio Claver-Carone, nombrado como enviado especial para América Latina, y el asesor de seguridad nacional designado, Mike Waltz, han expresado que las políticas hacia Cuba bajo la nueva administración serán aún más duras. Waltz afirmó que «las acciones de Biden serán revertidas rápidamente».
Organizaciones Conservadoras
Medios como Fox News y The Daily Beast han calificado la medida como «temeraria», argumentando que debilita la posición de Estados Unidos en la región y envía un mensaje de complacencia a aliados estratégicos como Israel y Colombia.
¿Qué sigue para la política hacia Cuba?
Con Donald Trump regresando a la presidencia y Marco Rubio asumiendo el rol de Secretario de Estado, la política hacia Cuba enfrentará un cambio radical. Rubio ha adelantado que reinstaurar a Cuba en la lista será una prioridad. Además, se espera la implementación de sanciones más estrictas, en un intento de «pulverizar al régimen», según palabras de Giménez.
El contexto internacional también juega un rol crucial. La presión de gobiernos aliados y organizaciones internacionales, como el Vaticano, buscará influir en el curso de las relaciones bilaterales. Sin embargo, con un Congreso controlado por republicanos y una administración comprometida con una postura dura, el futuro para Cuba parece incierto.
Esta medida, que Biden justificó como parte de un acuerdo humanitario, está lejos de ser aceptada universalmente. Mientras unos celebran el gesto como un avance hacia la paz, otros lo condenan como una concesión peligrosa que socava la seguridad nacional de Estados Unidos.