Quizás cuando muchos cubanos habían perdido las esperanzas sobre un cambio de destino en las relaciones bilaterales entre la Isla y los Estados Unidos, el gobierno de esa nación acaba de aprobar nuevas medidas que apuntan hacia un posible deshielo como aquel que iniciara Barack Obama en 2016.
Sin embargo, no todo es color de rosa y lo que para muchos resulta buenas nuevas de la administración Biden, son recibidas por otros como más de lo mismo en medio de las duras condiciones de un país en el que la vida se ha vuelto cuestión de resistencia.
Yunier, un contador de 32 años que trabaja por cuenta propia, dice que la noticia del deshielo le provoca una sensación agridulce. Explica que las medidas de la Administración Biden respecto a Cuba le hicieron sentir “esperanzas en el contexto familiar y en lo personal, un poco de culpa”.
Esos sentimientos encontrados, declaró a Cuballama, se deben a que apoya la reunificación familiar, las medidas humanitarias, pero no está de acuerdo con que aumente el turismo estadounidense a Cuba.
“La tramitación de visas y los vuelos directos a provincia ayudan a las familias cubanas, que la han pasado muy mal sobre todo estos dos últimos años. Las remesas también son bienvenidas, son un salvavidas para mucha gente, pero los viajes de turistas estadounidenses sólo sirven para llenar los bolsillos del gobierno”, opinó.
Consideró este posible deshielo como una burla para los familiares de los miles de presos políticos qué hay después del 11 de julio. “Ningún grupo de turistas de esos va a visitar una cárcel para saber las condiciones en que están los muchachos que tuvieron el valor de alzar la voz”, dijo, y repitió que la medida le parece una burla, “de muy mal gusto”.
Sin embargo, opinión muy distinta posee Laura, una madre de 33 años, cuya hija ha crecido separada de su padre, quien a pesar de ser ciudadano americano, todavía espera por el largo y tedioso proceso de reunificación que les permitirá llevar una vida como familia normal. Para ella, la única salida en un país como Cuba es abandonarlo lo más pronto posible y con eso, garantizar un mejor futuro para los niños. “Para nosotros el posible deshielo se traduce en que podremos librarnos de la costosa travesía hasta Guyana y en que finalmente nuestra espera se acerca a su límite. Las mejores condiciones en la emigración es la única buena noticia que puede recibirse ahora mismo en Cuba”.
Otra madre cubana identificada como Arianna, quien no tiene pensado emigrar, asume las nuevas medidas del posible deshielo como una oportunidad meramente económica. “Al menos espero que con estas medidas de Estados Unidos el precio del MLC baje un poco para poder comprar dulces a mi hija. Yo tengo un salario de menos de 5000 pesos cubanos y para poder comprar confituras tengo que comprar el MLC en 110.00 pesos. Así que se me van en dulces unos mil pesos. Y también pudiera bajar el precio de los zapatos. El último par de tenis de la escuela costaron 2500.00 pesos cubanos y eso porque son talla 34, chiquitos”, refiere.
Para ella, la nueva situación diplomática entre ambas naciones puede venir acompañada de un halo de esperanza, pero opina que todo será posible si aquí en Cuba las asumen de manera correcta. “Al final todos se fajan y pagamos nosotros, el pueblo, los niños sin dulces, sin zapatos, sin mochilas. Ahí es donde se ve el impacto real de esas cosas. Si el bloqueo es de ellos o de nosotros, al final la más perjudicada es mi hija. Y esa es mi patria. Y esa es por la que quiero que se acabe el bloqueo y todo lo que le fastidie su felicidad”.
Por su parte, la Embajada de Estados Unidos en La Habana ha publicado en sus redes sociales esta mañana que con las nuevas medidas aprobadas, el gobierno de Joe Biden se propone “Apoyar las aspiraciones de los cubanos de libertad y mayores oportunidades económicas para que puedan tener vidas exitosas en su país”. Al tiempo que subrayan su decisión de seguir alentando al gobierno cubano para que libere a los presos políticos y respete la determinación de su pueblo.
En este sentido, un artista cubano, identificado como Wilmer, considera que las medidas mejorarán la situación de familias como la suya, otra más de las que finalmente se verá librada del viaje migratorio con escala en Guyana y quizás los niveles de migración ilegal se vean disminuidos. No obstante, el joven se muestra escéptico e inseguro.
“No creo que 20 000 visas compense la avalancha de personas que va a por el Río Bravo. Será si acaso un respiro, un poco más de esperanza para esos que se lanzan a desafiar la muerte casi segura. Quizás ya no tenga que escuchar de tantos cubanos que se ahogan en el río”, destaca.
Además, menciona al sector profesional, cuyos antiguos beneficios podrán retornar y probablemente muchos de ellos tomen en cuenta el viaje de ida y vuelta hacia Cuba, sin pensar en la obligada estancia definitiva, el ahora o nunca que marcó la vida de no pocos afortunados, cuyos viajes de trabajo o estudio se convirtieron en una vía de escape. Pero de esto tampoco está seguro el artista cubano, la situación de Cuba es demasiado grave a estas alturas.
“Esas medidas son al final oxígeno para lo que ya tiene muerte cerebral. Quizás eviten otro 11J, pero no sé. Es mejor no esperanzarse. Ya Estados Unidos ha probado todo. Apretar, aflojar. Y estos de aquí siguen apretando y no sé si ese apoyo a empresarios independientes pueda ser real. No van a abandonar el monopolio estatal sobre todo y todos. Ojalá todo sea para bien. Ojalá la gente respire un poco. Es lo único que queda.”
