Conrad, un imponente tiburón tigre (Galeocerdo cuvier) de 10 pies y 6 pulgadas de longitud y un peso de 442 libras, parece haberse convertido en otro misterio de las profundidades.
Este joven subadulto, marcado el 8 de junio de 2018 en las aguas del Golfo Stream cerca de Hilton Head, Carolina del Sur, fue detectado por última vez el 16 de diciembre de 2019 a las 5:39 p.m. en las cercanías de Cuba, específicamente en la cayería norte de Villa Clara. Desde entonces, silencio total.
Un viaje intrigante
Tras haber recorrido unas 366 millas desde su marcación inicial, Conrad demostró ser un nadador decidido.
Su trayecto lo llevó desde las frías corrientes del Atlántico hasta los cálidos estrechos de Florida, donde, tras un período de actividad cerca de los cayos, decidió aventurarse más al sur, hacia aguas cubanas. Fue allí donde dio su última señal: un “ping” electrónico que se registró con exactitud quirúrgica. Luego, nada.

Pero, por supuesto, Conrad no sabía que Cuba no solo es conocida por sus aguas cristalinas y sus arrecifes, sino también por la creatividad gastronómica de su pueblo. Y es aquí donde comienza la especulación.
El destino de Conrad: ¿frío, caliente o digerido?
Aunque los científicos de OCEARCH, responsables de su marcación con GPS y seguimiento, podrían argumentar que la falta de señales es simplemente una falla tecnológica o que Conrad decidió retirarse a aguas más profundas para un poco de privacidad, otras teorías más «sabrosas» han comenzado a circular.
Algunos pudieran bromear diciendo que, si Conrad cayó en las redes equivocadas, podría estar descansando en paz… dentro de un refrigerador, convertido en filetes que acompañaron un festín de fin de año. La frase «a falta de pollo, buena es la carne de tiburón» podría haber cobrado un nuevo significado en esta ocasión.
Incluso, se pudiera especular con sarcasmo que Conrad pudo haber acabado como «masa cárnica» en una croqueta artesanal de esas que son «pura magia» en los mercados de La Habana. Después de todo, con su tamaño y peso, ¿cuántas raciones podría haber abastecido? Una teoría que, aunque absurda, no deja de alimentar la imaginación colectiva. O que pudiera haber explotado porque… Sí, en Cuba, hay croquetas que explotan.
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Un misterio sin resolver
Más allá de las bromas, la desaparición de Conrad también refleja un desafío en la conservación y protección de la vida marina en el Caribe. Los tiburones tigre, aunque temidos por muchos, juegan un papel crucial en el ecosistema como reguladores naturales. Sin embargo, también son una especie altamente vulnerable a la pesca y otras actividades humanas.
El caso de Conrad deja preguntas abiertas: ¿está vivo, disfrutando de las corrientes del Atlántico sin ser detectado, o su travesía fue interrumpida de manera abrupta? Mientras los investigadores intentan resolver este enigma, el público no podrá evitar imaginar escenarios que van desde lo trágico hasta lo hilarante.
La lección de Conrad
Independientemente de su destino, la historia de Conrad nos recuerda la importancia de proteger a estas majestuosas criaturas. Ya sea que esté nadando libremente o haya sido el protagonista de un banquete inesperado, Conrad se ha convertido en un símbolo de las complejas relaciones entre los humanos y la naturaleza.
Por ahora, el misterio de su desaparición queda flotando en las aguas de la especulación, mientras seguimos preguntándonos: ¿Qué pasó realmente con Conrad? Solo el tiempo, y quizá un análisis de ADN en alguna croqueta, podrán decirnos la verdad.