El gobierno cubano ha pronosticado que pueden volver las protestas masivas en la isla durante el verano. Ha vuelto a culpar de las posibles manifestaciones a Estados Unidos, a complots de grupos afincados en Miami y a figuras políticas de esa ciudad que desean derrocar al régimen de la Habana. Y especialmente han responsabilizado al senador Marco Rubio de estar detrás de la organización de estos presuntos eventos.
«Estados Unidos pone en marcha nuevas tentativas para ‘calentar’ las calles durante el verano, aprovechando la compleja situación que vive el país, según los más recientes intereses de sus agencias de inteligencia para generar ataques contra Cuba, en lo que denominan Operación 11.7.24», dijo recientemente el Minint en la red social X.
Los supuestos ataques contra Cuba estarían orientados al “sistema electro-energético nacional, por su impacto en la calidad de vida de las personas» de acuerdo al sitio Razones de Cuba, una plataforma de la Seguridad del Estado.
Detrás de este mensaje hay un interés evidente. Responsabilizar a EE.UU de los posibles apagones que podrían ocurrir entre los meses de julio y agosto o que podrían incrementarse en ese lapso si tomamos como punto de partida la difícil situación electro energética nacional, con termoeléctricas cercanas a la ruina que se mantienen funcionado por “arte de magia” y cuyo colapso debía haber sido previsto por las autoridades hace décadas para que no llegaran a tal nivel de depauperación, con las consabidas consecuencias en el pueblo.
El Minint agregó que el gobierno estadounidense tiene el «objetivo de generar sabotajes y reforzar la ofensiva comunicacional desestabilizadora» para ra lo que han triplicado su presupuesto gracias a la «decisiva actuación del senador Marco Rubio».
Ahora bien: ¿que podría pasar en Cuba durante el verano? Todos sabemos que esos son los meses mas peligrosos para la estabilidad del sistema político de la isla. Recordemos las manifestaciones de agosto del 94 en La Habana y las históricas protestas del 11 de julio de 2021. A esas fechas se unen las recientes manifestaciones en marzo que sin duda han vuelto a poner en ebullición una sociedad cansada, quebrada, sola, una sociedad carente de alimentos básicos, de medicinas y siendo testigo de la salida de sus hijos a un destino incierto pero con la certeza de que en cualquier parte del mundo estarán mejor que en el país donde tienen sus raíces.
Ante este panorama ese muy sencillo advertir que las nuevas protestas están al doblar de la esquina, o sea a unos pocos meses de distancia. Estas manifestaciones quizá podrían evitarse o tener menor fuerza expansiva si mejora la calidad de vida de los cubanos, algo que lamentablemente no parece estar en la medianía del horizonte. Con estos truenos, como diría cualquier hijo de vecino, solo queda esperar.
Lo cierto es que julio y agosto pondrán en vilo a un gobierno que ya no sabe por dónde nacerá la próxima protesta ni dónde se escucharán los próximos gritos de comida y libertad.
