Luego de la tripa, la gallina decrépita, la cáscara de papa y la leche de cucaracha, ahora le toca a la orina, y al periódico oficial 5 de septiembre, vocero del Partido Comunista en la provincia de Cienfuegos, donde se publicó el artículo “¿Fertilizar nuestras plantas con orina?”, que pudiera convertirse en fiel heredero de Radio Guamá y su artículo sobre la “curiosidad” que no tiene nada que ver con la realidad cubana pero que muchos tomaron como una ofensa a las grandes carencias de alimentos básicos como la leche que padece Cuba.
Ahora la brújula se gira hacia la gran escasez de fertilizantes químicos como el NPK, que ha afecta el rendimiento de las cosechas cubanas, dando al traste con cualquier proyecto oficial de auto sostenimiento económico que compense la gran dependencia de la isla de las importaciones de tales productos.
El texto en cuestión califica el uso de la orina humana como “plausible alternativa” a favor de la eliminación del uso “de los productos químicos y reducir la contaminación ambiental”, y dedica su primer segmento a citar varios medios de naciones latinoamericanas y europeas que suscriben este empleo de la excreción líquida humana.
Refiere además textos publicados previamente por el medio peruano www.gestion.pe, por el francés Once Noticias Digital y estudios de las Naciones Unidas, además de las opiniones de especialistas como el también francés Fabien Esculier, coordinador del programa de investigación Ocapi (Optimización de los ciclos de carbono, nitrógeno y fósforo en la ciudad) y la estadounidense Julia Cavicchi, miembro del Rich Institute de los Estados Unidos.
El 5 de septiembre se pregunta cuán lista están las personas para consumir alimentos fertilizados con orina, y apela a un estudio que delata grandes diferencias en las tasas de aceptación entre diferentes naciones. China, Francia y Uganda cuentan con altos niveles de disposición positiva al empleo de la orina como abono, mientras Portugal o Jordania permanecen en zonas más escépticas. Incluso se menciona un proyecto parisino de ecobarrio de 600 viviendas desarrollado por Ghislain Mercier de Métropole Aménagement, donde se recogerá la orina de sus habitantes para fertilizar las áreas verdes de la Ciudad Luz.
La Organización Mundial de la Salud recomienda dejar reposar la orina antes de regar los cultivos con esta, aunque no requiere de procesamientos “pesados” dado que no es “un vector importante de enfermedades”. Y posteriormente puede pasarse a su almacenamiento, demostrándose “que los productos obtenidos de este procedimiento son altamente recomendados”.
El texto se ilustrado con dos imágenes donde se puede apreciar, en la primera, una mano que sostiene una vasija pequeña con orina dispuesta a verterla sobre dos macetas con plantas. La segunda imagen, de cierre, muestra a un agricultor con una jarra de orina vertiéndola con mucha atención en un surco.
