Bárbaro Abel Marrero, Presidente de la Convención Bautista Occidental y rector del seminario de esta institución religiosa, predicó contra la aprobación del matrimonio igualitario como parte del nuevo Código de las Familias cubano, en el programa televisivo oficial Palabra Precisa, que se transmite por el canal Cubavisión.
Marrero argumentó, como vocero de un sector significativo de los practicantes del cristianismo en el occidente cubano, que “la Iglesia no está llamada a atemperarse a los tiempos, como se habla mucho hoy, sino que la Iglesia está llamada a ser una luz para la sociedad. De hecho, el mismo Jesucristo nos llamó a los cristianos, dijo que éramos la sal de la Tierra y la luz del mundo” y siguiendo con la metáfora bíblica, apuntó que “una de las cosas que hace la sal es precisamente evitar que una sociedad se corrompa, y la luz lo que hace es que las tinieblas no llenen un lugar, una sociedad, sino que pueda dar una esperanza.”
El programa es habitualmente conducido por el periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso, pero esta vez fue sustituido por Alien Fernández, a quien Marrero declaró que el Código debe “cambiado y la propuesta final que venga traiga esos cambios, porque entendemos que sustancialmente afecta a la familia biológica”, uno de los principales argumentos que siempre han enarbolado los opositores a este aspecto específico del Código de Familia.
El líder religioso consideró que el documento se convierte en un problema cuando “se redefine la familia y se redefine el matrimonio. Ahí es donde nosotros entendemos que no es lo más saludable, como entendemos también que la decisión que tomen dos adultos en su intimidad no nos afecta personalmente, más allá de la compasión que podamos sentir al entender que no es lo más saludable para esa persona, como enseña la Biblia”, refrendó, condenando con cierto aplomo político las relaciones homosexuales como pecado.
Marrero comentó también que la aprobación de esta nueva manera legal de concebir la familia con el matrimonio igualitario puede afectar directamente a la Iglesia cuando se convierta en ley y abogó por “una cláusula de excepción por motivos de consciencia”.
Puso como ejemplo que “un jurista cristiano que tenga que efectuar un matrimonio igualitario y que entienda por su convicción, por su fe, que el matrimonio es entre un hombre y una mujer ¿qué protección tiene ese notario, ese jurista para que no sea acusado de discriminación y entonces su fe no se vuelva algo ilegal en el país?”, cuestionó.
“¿Qué pasa con los padres, cuando este código, si se aprueba de esta manera, y se enseña en las escuelas, en la asignatura de Cívica o de manera transversal, como ya se ha dicho constantemente, y se apruebe el “transgenerismo”, se aprueben una serie de relaciones sexuales con las que no estamos de acuerdo, y con ánimo de visibilizar ese tipo de relación, pudieran promoverse las relaciones, esa identidad de género, y que los padres, desde su fe, puedan sentirse afectados?”, argumentó, polemizando directamente acerca de la esencia no religiosa de la educación cubana.
Solicitó además que “si se aprobara el código tal y como está, que no lo quisiéramos, pero si se aprueba tal y como está, que se cree una cláusula de excepción para personas por motivo de consciencia. Y que se cree la posibilidad de que los padres tengan otras opciones de educar a sus hijos”.
