Otras dos mujeres cubanas cumplieron el sueño de sus vidas y formalizaron su matrimonio ante la ley después de dos años de noviazgo, gracias a las legislaciones sobre el matrimonio igualitario en Cuba que están contenidas en el nuevo Código de las Familias aprobado en el país.
Según el diario espirituano Escambray, las muchachas residentes en esa provincia, Dariaiky González Barroso y Yuliet Arteaga Ramírez, ya deseaban desde hace tiempo celebrar una boda tradicional ante un notario, pero solo pudieron hacerlo ahora, cuando recién cumplieron dos años de noviazgo.
Las mujeres fueron entrevistadas por el diario local, donde también fue compartido un video de la celebración civil en el que puede verse la felicidad de las novias, quienes posaron con sus alianzas matrimoniales entre rosas y brindaron con amistades. En el caso de Yuliet estuvo acompañada también por su hija, a la cual dijo haberle explicado su amor por Dariaiky y que la niña lo entendió perfectamente.
“Estamos agradecidas de que el pueblo haya votado para que todas las parejas como nosotras puedan hacer sus relaciones formales ante la ley», dijo Dariaiky, quien aconsejó a las mujeres que cumplieran sus verdaderos sueños y que no se limitaran por nada.
En tanto, la directora provincial de justicia del territorio, Marisely Quintero Rodríguez, explicó a la prensa oficial que hasta el momento era el cuarto matrimonio igualitario que se llevaba a cabo en el territorio y que el único requisito era ser mayor de edad y cumplir con la documentación requerida en estos casos, que viene a ser la misma que ya se hallaba establecida antes de la aprobación del nuevo código.
No obstante, la directiva recalcó en que la boda de Dariaiky y Yuliet era la primera a la cual se le daba publicidad en los medios de la provincia y se hacía con el objetivo de mostrar la manera eficiente en que se venían realizando tales procesos del matrimonio igualitario en Cuba.
Por otro lado, en redes sociales, ya habían trascendido con anterioridad otras dos uniones formales. La primera de ellas fue la de dos hombres en Ciego de Ávila, quienes habían estado juntos casi toda la vida y solo hasta ahora encontraron la oportunidad de legalizar su amor.
Situación parecida tuvieron las jóvenes habaneras Rocío Baró y Evelín Rosales quienes también compartían ya la vida juntas, pero sentían la necesidad de oficializar su amor, no tanto por lo que significa una ley, sino por el derecho de amarse libremente, sin que medie ningún tipo de segregación.
