Oscar Mali Sánchez es uno de los jóvenes reclutas que ha logrado sobrevivir al infortunio de las llamas en la Base de Supertanqueros de Matanzas.
Con 19 años, el muchacho se halla en recuperación por las quemaduras que pudieron haberlo matado y que ahora es considerado una insignia de la valentía, aunque por su edad e inexperiencia no debió estar a primera línea de fuego.
Cuando le tocó ingresar en el Servicio Militar Obligatoro sabía que iba a vivir unas cuantas experiencias. “Pero no tantas como las que me han pasado hasta este momento”, confesó el muchacho a la prensa oficial mientras recuerdaba los sucesos del Saratoga y se recupera de las lesiones que casi le cuestan la vida en el incendio de Matanzas.
Esa noche, después de largas horas intentando sofocar la catástrofe, Oscar Mali se encontraba comiendo cuando vio que el primer tanque se rajó y las llamas alcanzaron más de cien metros de altura a favor del viento.
Todo indicaba que el segundo tanque estaría próximo a explotar y cuando por fin estalló, el instinto del muchacho lo llevó a correr en dirección hacia el carro de bomberos. Pero el calor no lo dejaba y tuvo que regresar.
“Tenía dos pomos de agua en las manos y en lo que el vapor me quemaba, yo iba echándome agua en las manos y la cara hasta que encontré una matas, me tiré en el piso y después busqué una salida hacia la carretera”.
Las imágenes que han circulado por los medios y que muestran un camión de bomberos completamente incinerado, así como otros recursos de la técnica del cuerpo de bomberos completamente desechos a causa de las llamas, pertenecen precisamente al comando 1, donde Oscar Mali prestaba sus servicios. Esa misma suerte pudo haber corrido el muchacho, quien como otros que felizmente pueden ahora narrar lo sucedido, estuvo a solo un instante y una pequeña casualidad de haber puesto fin a sus días abrazados por el fuego.
El muchacho de 19 años tiene las orejas vendadas, como parte del tratamiento que le brindaron los especialistas y explica que casi todos los lesionados tienen las quemaduras en la parte posterior del cuerpo porque el instinto primario es correr y huir de la tragedia.
El muchacho contó a los medios oficiales que hasta hace cuatro meses, cuando le tocó ingresar al cuerpo de bomberos, había planeado que a su salida empezaría a estudiar la licenciatura en enfermería porque le gustaba la idea de ayudar a salvar vidas.
Sin embargo, con la experiencia inicial en el Saratoga sus planes se colocaron en duda y a estas alturas, después del otro desastre vivido en Matanzas, su aspiración es llegar a ser bombero profesional, e incluso llegar a liderar el comando.
Aunque a nadie le quedan dudas de que con apenas 19 años, el muchacho de La Habana es ya un héroe de la nación, muchas personas en redes sociales han cuestionado la decisión gubernamental de enviar a jóvenes como él a enfrentar siniestros de tan notable envergadura.
A pesar de lo que se ha intentado reflejar, y quizás tomando la excepción de Oscar Mali, u otros muchachos que compartan su deseo, la mayoría de los reclutas cubanos ingresan al servicio militar activo sin la vocación requerida para actividades militares, sin contar el peligro al que suelen estar sometidos.
Aunque el gobierno cubano no ha sido claro en cuento al número de desaparecidos tras las llamas por el incendio en Matanzas y se espera que una vez concluyan las llamas en Matanzas, los especialistas de medicina legal comiencen con la identificación de los cuerpos; son muchos los nombres de jovencitos que no corrieron con la buena suerte de Oscar y que al día de hoy no pueden describir el trágico y definitivo momento en el que “se hace un gran resplandor y se pone todo el cielo blanco”, según describe Oscar Mali.
