El episodio del asesinato de un joven en Holguín ha puesto en evidencia el colapso no solo del orden público, sino también de las normas sociales mínimas de empatía y respeto en el uso de plataformas digitales, pero de eso hablaremos en otro trabajo.
La violencia no solo asesina cuerpos; también erosiona los límites de la compasión y la decencia colectiva.
La madrugada del lunes 21 de abril, en la zona conocida como «El Manguito», cerca de Báguanos, Holguín, se reportó la captura de Manuel Alejandro Prieto, señalado como el autor del asesinato de Orlandi Cuevas Hernández, un joven con quien habría tenido una discusión la noche anterior. Según testigos, el crimen ocurrió alrededor de las 3:00 a.m., y apenas dos horas después, las autoridades ya lo tenían detenido.
Aunque desde perfiles oficialistas como el de Cazador-Cazado se presentó el arresto como un ejemplo de la «eficacia» de la justicia revolucionaria, la reacción en redes sociales no fue precisamente de orgullo patrio. Más bien fue una descarga colectiva de frustración, escepticismo y dolor acumulado por otros casos similares que, aseguran los usuarios, siguen impunes o con sanciones demasiado blandas.
El estribillo del oficialismo: “La justicia nunca falla”
El perfil que anunció la captura lo hizo con una frase que pretendía tranquilizar: “En nuestra sociedad hechos como este nunca quedan impunes, siempre tienen una respuesta rápida y efectiva de nuestras autoridades”.
Pero en vez de aplaudir, la audiencia se revolvió. La frase no cayó bien. Fue como lanzar gasolina sobre un fuego que ya ardía en silencio: el de quienes han perdido familiares por hechos violentos y todavía esperan justicia.
“Dígame un caso que haya salido en cuatro años”, desafió la persona que maneja el perfil de Cazador-Cazado. Y no faltaron los que respondieron con nombres, fechas, barrios y hasta detalles de casos donde, aseguran, el asesino salió libre antes de que cicatrizara el duelo.
Casos sin cierre, penas rebajadas y doble moral judicial
Los comentarios apuntan a una doble moral judicial: mientras por matar una vaca te pueden dar 20 años, por matar a una persona muchos reciben penas reducidas o beneficios penitenciarios anticipados. “En Cuba hay asesinos que nunca han ido presos, incluso hasta violadores de niños”, denunció una usuaria.
Otro caso citado es el del “mellizo de San Germán”, quien —según los comentarios— salió en menos de cinco años por un homicidio, y volvió a matar a otro joven poco después. Los ejemplos siguen: muertes por celos, por guapería, por rencillas absurdas. Y todos con un denominador común: penas insuficientes o justicia sin justicia.
¿Justicia o simulacro?
A pesar del arresto veloz en el caso de Orlandi, el clamor general apunta a que la justicia cubana no está siendo ejemplarizante. “Ojalá se pudra en la cárcel”, escribió una usuaria. “Si no aplican penas más fuertes, la violencia seguirá”, añadió otra. Y muchas otras más pidieron abiertamente la pena de muerte, o al menos cadena perpetua sin beneficios.
“Que se lo manden a Bukele”, ironizó una usuaria en referencia al presidente salvadoreño conocido por su enfoque de mano dura. El comentario recibió aplausos virtuales y sirvió como termómetro del hartazgo de muchos cubanos con un sistema judicial que parece ser más severo con el hambre que con la sangre.
El silencio que también es cómplice
No faltó quien recordó asesinatos ocurridos en San José 4, también en Báguanos, que jamás fueron investigados. La pregunta que flota es clara: ¿cuántos crímenes se callan, se ocultan o simplemente no se resuelven?
El caso de Orlandi se convirtió, sin que lo pretendiera el oficialismo, en el detonante de un debate necesario: ¿realmente hay justicia en Cuba? ¿O solo se aplica cuando conviene mostrarla?
Pero, ¿qué sucedió cuando desde el lado de la denuncia se expuso un video del asesinato de este joven en Holguín?
Aún cuando no se ha confirmado sea el mismo caso, la aparición de un video de un joven asesinado hace tan solo unas horas, también en Báguanos, Holguín, ha puesto en debate, la figura del comunicador independiente Niover Licea, quien enfoca su trabajo en desmontar los mitos de «país seguro», «PNR alerta» y «Sistema de Justicia perfecto», que perfiles oficialistas como Cazador-Cazado pregonan por toda las vías digitales.
El video subido a las redes por Niover, aseguran algunos, puso en evidencia el colapso no solo del orden público, sino también de las normas sociales mínimas de empatía y respeto en el uso de plataformas digitales, pero de eso hablaremos en otro trabajo.
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