La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) expuso que la isla está marcada por “el agobio, desesperanza y desidia” en su plan pastoral que hicieron público este viernes en «uno de los momentos más difíciles de la historia del país».
El documento llega “con la vivencia de uno de los momentos más difíciles de la historia» en los que se percibe el «agobio, desesperanza y desidia».
Los religiosos señalaron que “estamos probablemente en la crisis más grave de los últimos decenios. Las carencias de alimentos y medicinas han alcanzado niveles nunca antes vistos entre nosotros”.
En el texto, titulado «Conviértanse y crean en el Evangelio» reflejaron los problemas para vivir en Cuba ante la falta de casi todos los insumos básicos y la creciente pobreza.
«Nuestras comunidades y agentes pastorales participan del cansancio que genera el subsistir diario en Cuba. No se reconoce suficientemente la riqueza que supone para la nación la pluralidad de pensamientos, opiniones e ideas, cada vez más presentes entre nosotros», dijeron.
Igualmente expusieron la falta de valores morales en la sociedad cubana acrecentados por la gravedad de la crisis económica.
“Es más profundo el deterioro de los valores morales, la no percepción del bien y de la verdad, y la adhesión a los mismos», indicaron y señalaron «un aumento de la inseguridad ciudadana».
La CCO se hico eco de la emigración masiva de los jóvenes y profesionales cubanos por «la falta de espacios y propuestas concretas que aseguren un presente y futuro de bienestar y esperanza”.
Los Obispos reconocieron que la crisis ha provocado «la fragilidad de la Iglesia en la carencia de agentes pastorales y medios de evangelización. Nuestras catequesis son pobres, tenemos pocos jóvenes comprometidos y escasas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada».
La Iglesia Católica en Cuba ha atravesado por diferentes momentos en su relación con el gobierno desde 1959, año que marcó un punto de inflexión crítico entre el sistema político de Fidel Castro y la práctica del catolicismo en la isla.
En las primeras décadas de la revolución muchos cubanos fueron sancionados o expulsados de sus centros de trabajo o estudios por practicar la religión católica y la iglesia mantuvo una tensa relación con el gobierno.
Sin embargo dicho vínculo dio un vuelco considerable tras la visita del Papa Juan Pablo 2 en 1998, a la que siguieron las de Benedicto XVI, en 2012, y Francisco en 2015.
Actualmente los cubanos le exigen a la Iglesia Católica una presencia más activa en la sociedad cubana que incida en la liberación de los presos políticos así como un diálogo sostenido con el gobierno para que cese la represión a los disidentes y a las personas que se manifiestan pacíficamente.
