Pamela de diseñador, botas doradas y un mensaje tan claro como el encaje que llevaba al cuello. Eduardo Antonio, el llamado Divo de Placetas, no solo se vistió para impresionar: se vistió para responder. Y lo hizo con ironía, estilo y un derroche de teatralidad que incendió las redes sociales.
La moda también puede ser un campo de batalla. Y esta vez, el ring fue Instagram. Eduardo Antonio, siempre dado a las declaraciones sin palabras, eligió un sombrero Valentino como escudo y unas botas doradas como espada para lanzar su respuesta a quien parece haberse convertido en su antagónico recurrente: el youtuber Alexander Otaola.
Todo comenzó cuando Otaola apareció en un evento público vestido completamente de blanco, incluyendo un sombrero de ala ancha que, a ojos de muchos, recordaba inevitablemente al estilismo dramático y exageradamente refinado que Eduardo Antonio ha convertido en su sello personal. Un gesto que, según el propio Divo, no era inocente.
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La respuesta del cantante no se hizo esperar. Con su característico “pasillo”, ese andar entre escenografía y provocación que comparte con sus seguidores, apareció envuelto en un conjunto satinado y una pamela blanca de Valentino coronada por un pañuelo de encaje flotante. “¿De verdad tú quieres pelear? Aprende”, escribió en el video. Más abajo, remató: “El cubano que vea esto lo entenderá. Se reirá y me aplaudirá”.
El mensaje, más que dirigido al público general, parecía hecho para un destinatario muy específico. Y el público, como era de esperarse, se dividió entre ovaciones y burlas. “Eso sí es estilo y glamour, mi vida”, comentó una fan entre corazones y emojis de fuego. “Hay niveles”, le escribió otro. Sin embargo, como en todo espectáculo que se respete, también hubo quienes afilaron sus dedos: “Parece la llorona que sale por las carreteras”, “¿Qué le pasó a Lady Gaga?”, o el más sarcástico: “Me hiciste acordar a la lámpara de mi abuela”.
Pero el comentario que encendió la chispa definitiva fue uno que cuestionó sus finanzas: “Divo, si no tienes plata para viajar ni propiedades, ¿cómo andas con un sombrero Valentino?”. Lejos de ignorar, Eduardo Antonio contraatacó con la lengua afilada que lo caracteriza: “Niña, yo compro todos los días. Vivo en Brickell frente al mar. Tengo tres vestidores. Y cuatro propiedades. Para ser más libre y feliz que yo, tienes que volver a nacer”.