Desde su regreso a la Casa Blanca el 20 de enero de 2025, Donald Trump ha dejado clara su versión de “promesas cumplidas y promesas hechas”. Su firma de 143 órdenes ejecutivas en apenas cien días—una cifra récord—incluyó medidas contundentes: congelar contrataciones federales, reducir la burocracia vía el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), revertir decisiones de la era Biden, imponer aranceles al comercio internacional, restringir la inmigración y retirar a EE.UU. de la OMS y el Acuerdo de París.
Trump ha actuado con rapidez y ambición, empleando su autoridad ejecutiva para reorientar la administración federal hacia su agenda “America First”. No obstante, las tensiones legales, el impacto económico y el rechazo público indican que muchas promesas aún no se materializan por completo, resume grosso modo el USA Today
En lo económico, Trump heredó una situación relativemente favorable con inflación moderada (2,2–2,4 %) y desempleo del 4,4 %, pero sus políticas arancelarias multilateralmente disruptivas provocaron una caída bursátil significativa inesperada para muchos. El esfuerzo por prolongar sus recortes fiscales de 2017 amenaza con elevar el déficit por trillones de dólares si no hay recortes sociales compensatorios; y el Departamento de Eficiencia Gubernamental dirigido por Elon Musk, digámoslo en español, se fue a la m… sin que se hayan visto siquiera sus resultados positivos. Por si fuera poco, Trump y Musk han terminado fajados como el perro y el gato, y el segundo perdiendo millones de dólares en la bolsa.
En el frente laboral federal, inició una purga de empleados federales —más de 30 000 despidos para finales de febrero— bajo el argumento de recortar costos. Y aunque muchos cuestionan su legalidad, lo que más ha impactado de cara al público en este nuevo mandato ha sido su política migratoria, no solo agresiva en términos de aranceles, suspensión del derecho al nacimiento y eliminación de programas DEI (diversidad, equidad e inclusión), sino directamente amenazante para los propios ciudadanos naturalizados.
Aunque en teoría la revocación de la ciudadanía se aplicaría solo a quienes cometieron delitos graves o mintieron en sus solicitudes, el precedente con ICE —que supuestamente perseguía solo a criminales y terminó deteniendo a personas sin historial— ha sembrado el temor de que cualquier ciudadano naturalizado podría, con una orden administrativa y sin juicio penal, ser despojado de su ciudadanía y deportado. Con procedimientos civiles, sin derecho a abogado y sin límite temporal para revisar casos antiguos, el mensaje es claro: quien no encaje en el modelo MAGA puede ser expulsado del contrato ciudadano. Y eso, más que una política, es una amenaza estructural, concluye The Nation.
Y ahora… llega un conflicto bélico que nadie esperaba y quería: con Irán. Frente a este poderoso país del Oriente Medio, Trump ha impulsado una línea dura: retirarse de organismos internacionales, recortar ayudas globales, fortalecer la defensa nacional y apoyar a Israel. Sin embargo, muchas de estas acciones han sido bloqueadas judicialmente o frenadas en el Congreso. Un congreso de mayoría republicana.
¿Hacia dónde lo ha llevado todo esto?
Una encuesta de Economist/YouGov citada por TODAY y realizada entre el 13 y 16 de junio de 2025, arroja luz no solo sobre el clima político que enfrenta Trump a mitad de su segundo año, sino también sobre su gestión, que se resume así:
- Aprobación en mínimos: Solo el 41 % aprueba su gestión, mientras que el 54 % la rechaza—cifras que igualan los niveles más bajos de su segundo mandato, con un balance neto de –13. Entre adultos menores de 30 años, su aprobación cae a 27 % y el rechazo alcanza 66 %, lo que indica una pérdida sustancial de apoyo en el electorado joven.
- Temas económicos y migratorios en decadencia: Su gestión de la economía (-12 balance neto), inflación (-22) e inmigración (-8) están en niveles bajos históricos . La confianza en su política migratoria ha bajado del +4 al –8 neto en una sola semana .
- Rechazo a intervención militar en Medio Oriente: Solo el 16 % apoya la intervención militar en el conflicto Irán‑Israel, mientras un 60 % se opone. Incluso entre republicanos, 53 % rechaza la intervención. Sin embargo, un 61 % considera el programa nuclear iraní una amenaza y la mayoría apoya negociaciones con Irán (56 %).
- Protestas anti-ICE polarizan al público: El 45 % aprueba y el 44 % desaprueba las protestas contra ICE en Los Ángeles. El 78 % cree que dichas protestas deben ser legales, pero solo el 24 % defiende impedir acciones de ICE directamente. En contraste, solo el 41 % aprueba la intervención de la Guardia Nacional en esos hechos.
- Cuestionan gestión de vacunas y salud: El 45 % desaprueba las decisiones del secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr.; solo el 37 % las aprueba. La remoción de asesores del CDC fue crítica: solo el 29 % está a favor, y el 44 % considera que rechaza la ciencia.
La encuesta subraya un momento complejo para Trump. Su aprobación ha caído mientras sus políticas enfrentan desconfianza en sectores clave: jóvenes, manejo económico, migración y salud pública. El rechazo mayoritario a una intervención militar en Irán‑Israel limita su capacidad de mostrar una postura global expansionista. Para restablecer apoyo, necesitará recomponer su narrativa y resultados tangibles en lo económico y social, no solo depender del uso intensivo de ejecutivas.








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