Un conocidísimo sacerdote italiano y reconocido antivacunas, Don Paolo Romeo, murió en Génova, Italia, a los 51 años. ¿De qué? Pues de COVID.
Romeo de 51 años, quien se hizo «célebre» por decir que las inyecciones contra el covid contenían células de embriones abortados, murió de coronavirus, refrendando una vez más el refrán que dice que «no hubo boca que habló que Dios no castigó».
Algún propósito sin dudas, y noble, tenía el Altísimo para llevarse a su seno al sacerdote italiano que oficiaba en la abadía de Santo Stefano, y quien con su irresponsabilidad y espíritu antivacunas confundió a tantos feligreses en su abadía.
El sacerdote italiano murió por complicaciones del virus después de pasar un mes en el hospital.
Antes de su muerte, el sacerdote italiano antivacunas respaldó las creencias conservadoras de los seguidores del arzobispo católico francés Marcel François Marie Joseph Lefebvre, a saber, que algunas vacunas contra el covid se fabricaban a partir de células extraídas de embriones abortados.
(Esta afirmación es falsa y ha sido seguido incluso por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, que se señaló en una declaración publicada en enero que «ni Pfizer ni Moderna utilizaban una línea celular derivada del aborto en el desarrollo o la producción de la vacuna». )
«Hoy nuestro amado Don Paolo ha subido al Cielo rodeado del cariño de su familiar y la oración de todos sus fieles. Que el Señor le pague por todo el bien que ha hecho aquí en esta tierra y que le perdone sus faltas aunque las haya. Recordemos a Don Paolo con estas palabras de San Paolo el apóstol, a quien amaba: «Luché la buena batalla, terminé mi carrera, conservé mi fe,» dijo la Abadía de Santo Stefano en una especie de homenaje publicado en su perfil de Facebook.
La Abadía esclareció luego, en otro comentario, que hoy jueves 3 febrero a las 17:30 horas se llevará a cabo el Santo Rosario, como parte del homenaje al sacerdote; mientras que mañana viernes 4 de febrero, a las 10.00 am tendrá a cabo su funeral, que será oficiado en ambos casos por el S.E. Arzobispo Marco Tasca de Génova.
Según varios de sus amigos, Don Paolo Romeo se había resistido a vacunarse, a pesar de que ellos, y varios colegas intentaron hablar con él repetidamente y hacerle entrar en razones, señala el periódico L’Unione Sarda.
El sacerdote italiano incluso había hecho oídos sordos al anuncio hecho desde el Vaticano, su Santa Sede, donde se enfatiza que las vacunas COVID-19 son «moralmente aceptables» y «se pueden usar en buena conciencia» durante la pandemia.
Romeo se negó a todo esto. Nunca se vacunó y continuó celebrando la misa a pesar de las infecciones de coronavirus en la localidad. Fue diagnosticado con el virus en enero y fue ingresado en un hospital cerca de su iglesia después de que su salud se deterioró rápidamente, según informes locales.
La noticia de la muerte del sacerdote italiano antivacunas llegó el mismo día en que una pareja de ancianos, también antivacunas, murió a causa del virus con media hora de diferencia en un hospital de Villafranca, cerca de Verona. Irma Gilioli, de 86 años, y Annibale Meneghelli, de 93, fallecieron por complicaciones con el virus 16 días después de ser hospitalizados.
El lunes pasado, otro antivacunas en Italia murió de covid después de que se arrancara la máscara de oxígeno e insistiera en que no tenía la enfermedad. El hombre, identificado como Luigi Cossellu por los medios locales y que ingresó el 16 de enero, habría negado la existencia del covid-19 y se habría negado a recibir la vacuna.
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