Al tiempo que nos enterábamos esta mañana del fallecimiento por covid-19 del general Félix Baranda Columbié, conocíamos de otro triste caso en la isla de un cadáver extravíado. La pregunta, lógica si se quiere, que vino a la mente de este redactor fue: ¿y si se extravía el cadáver del General Columbié?
No, no se extravió. Fue cremado. El que sí se extravió fue el de una «cubana de a pie», mortal igual que el general Columbié, pero sin grados militares; a la que no le prestaron tanta atención después de fallecida, con todo el rigor que merecía. De haberlo hecho, no hubiese sucedido tan deleznable situación; así lo denuncia su nieta.
Sucedió en el municipio de San Antonio de los Baños. La denunciante alega que le entregaron un cadáver que no era el de su abuela.
«Dios mío, la lloramos y le dedicamos toda la familia el descanso en paz y resulta que al llegar a casa nos llega la verdadera familia del ser que enterramos y mi abuela que pensamos que estaba allí, aún en la morgue que dolor tan grande que sufrimiento y quien me responde por esto NADIE, NADIE»,
expresaba la joven.
«(…) como le sucedió a mi familia les puede pasar a la de ustedes y les digo de todo corazón duele amigos duele y después desenterrar y enterrar a mi abuela miren qué dolor para las dos familias (…)
Así lo denunciaba la joven en Facebook, y no, ¡no es el único caso que se ha visto! Suman ya al menos seis denuncias sobre extravío de cadáveres en la isla.
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Sin embargo, esto no fue lo vivido por los familiares del General Félix Baranda Columbié. Un hombre… un nombre… dentro de la tropa de «generalísimos» ancianos con que cuenta el gobierno cubano para defenderse. El general Baranda Columbié dejó de pertenecer a esa «pléyade», y ya circulan noticias sobre su pasado.
Más allá de unidades militares y oficinas, que ya esas historias de seguro saldrán a la luz pronto, el colega Carlos Cabrera en Cibercuba Noticias nos recuerda quién fue el General Félix Baranda Columbié.
Algunos más viejos recordamos su nombre… como bien señala Cabrera. Félix Baranda Columbié fue pieza clave en la cacería del general Arnaldo Ochoa en 1989, pues fue el hombre que «ordenó un registro secreto en casa del Capitán Jorge Martínez Valdés, ayudante de Ochoa, a quien encontraron una carta de Pablo Escobar a su jefe, recibos de un hotel en Medellín y de pasajes aéreos entre La Habana y esa ciudad colombiana, pasando por Panamá; acción que enfadó a los generales Abelardo Furry Colomé Ibarra, Carlos Fernández Gondín, Raúl Menéndez Tomassevich y otros altos jefes militares, que arrastraban broncas con los Casas Regueiro, desde la Sierra Maestra», expresa Cabrera.
Ahora, muerto y cremado, tras verse infectado con la COVID-19, resurge su figura, vuelve a escucharse su nombre, que como bien señala Cabrera «sufrió prisión domiciliaria y desprecio de antiguos compañeros de armas», tras caer en «desgracia».
Fue uno de los jefes de la Contrainteligencia Militar (CIM) y desde ese puesto siguió órdenes muy precisas de Raúl Castro en el llamado «caso Ochoa«.
Destaca Cabrera que fueron El Furry, Carlos Fernández Gondín y Tomassevich, los que urdieron una trama para sacar del camino al general Columbié, al que acusaron de «supuestos malos manejos económicos». La corruptela de toda una vida.
El general Columbié terminó en prisión domiciliaria, primero en el barrio de Kohly; luego en otro, más pequeño, que compró con la venta del anterior.
Apunta el colega de Cibercuba en uno de esos artículos de lujo que casi exclusivamente solo él puede escribir, y el cual recomiendo encarecidamente, que curiosamente la enciclopedia cubana Ecured no contiene una entrada sobre Félix Baranda Columbié.
Tampoco fue entrevistado por «Luisito» Báez para su libro Secretos de Generales, lo cual resulta más que extraño, por cuanto en La Habana de los 80´su nombre sonaba entre los más duros de la cúpula militar del gobierno de los Castro.
Su cadáver no se extravió ahora, por suerte. Su cuerpo, en vida, estaba «extraviado» desde hace ya varios años; cuando de pronto, así de la nada, se difumó hasta su nombre.
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