El mundo ha dicho adiós a un canino legendario, Bobi, reconocido como el perro más viejo del mundo, falleció a la edad de 31 años en Portugal. Este guardián fiel, un Rafeiro do Alentejo puro, pasó sus días en una granja en Conqueiros, viviendo una vida plena y saludable junto a su dueño, Leonel Costa, y cuatro gatos.
Nacido el 11 de mayo de 1992, Bobi no solo fue una compañía constante para Costa desde que tenía 8 años, sino que también se convirtió en un símbolo de longevidad en la comunidad canina, dijo en una nota la agencia AP.
Según Costa, el secreto de la vida prolongada de Bobi se debió a una combinación de buena comida, aire fresco y mucho amor. Además, compartió un detalle conmovedor: «Bobi come lo que comemos», una práctica que quizás haya contribuido a su salud y vitalidad excepcionales.
Bobi no fue solo un perro cualquiera; rompió el récord de longevidad que Bluey, un perro pastor australiano, había mantenido durante casi un siglo al vivir 29 años. Bobi, superando esa marca, vivió 31 años y 165 días, un hito confirmado por los funcionarios de los Guinness World Records, quienes expresaron su tristeza al conocer la noticia de su fallecimiento.
La raza de Bobi, Rafeiro do Alentejo, generalmente tiene una esperanza de vida de 10 a 14 años, lo que hace que su longevidad sea aún más asombrosa. Este perro notable, que nunca estuvo atado a una correa en su vida, fue celebrado en su 31 cumpleaños con una fiesta, mostrando el amor y la admiración que su familia y la comunidad tenían por él.
La partida de Bobi deja un legado de amor incondicional y la posibilidad de una vida extraordinaria para los perros en todas partes. Su vida es un recordatorio de que con el cuidado adecuado, los compañeros caninos pueden vivir vidas felices y saludables mucho más allá de sus expectativas típicas.
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