Las altas tasas, las obligaciones y amenazas, y la incuestionable ineficiencia de la que hace gala el Estado Cubano a cada rato, obligan a un pequeño empresario a cerrar su Mipyme.
El reciente anuncio del gobierno cubano que obliga a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) a adquirir productos al por mayor exclusivamente a través del Estado ha generado una ola de cierres en pequeños negocios. Estas medidas, publicadas en la Gaceta Oficial, han llevado a múltiples emprendedores a liquidar sus inventarios, cuestionando la viabilidad de continuar bajo estas condiciones, según reporta 14ymedio.
Uno de los casos más representativos es el de un pequeño comerciante en La Habana que, tras años de operar con proveedores privados, decidió cerrar su mipyme. La razón: su negativa a depender de un sistema estatal que percibe como lento y burocrático. Según declaraciones recogidas por 14ymedio, este emprendedor asegura que la experiencia previa con entidades estatales le demostró su ineficiencia, lo que lo llevó a concluir que su negocio no podría sobrevivir en esas condiciones.
Según la normativa, las Mipymes que deseen continuar operando tienen 90 días para actualizar sus licencias, mientras que las que no puedan adaptarse deben liquidar sus inventarios en un plazo de 120 días. Esto ha llevado a muchos empresarios a cerrar sus negocios. Uno de ellos, que anteriormente importaba alimentos como pollo, explicó que las nuevas condiciones hacen inviable la operación. «Si vendemos al Estado, nos pagan en CUP a tasas desfavorables que no cubren los costos de importación en dólares», lamentó.
El impacto de estas restricciones va más allá de las Mipymes: la población enfrentará una mayor escasez de productos esenciales, como alimentos y materiales de construcción. Economistas señalan que esta medida consolida el monopolio estatal, elimina la competencia privada y encarece los costos de los productos para los consumidores.
Además, algunos negocios están optando por cerrar definitivamente en lugar de adaptarse a las nuevas reglas. En casos más extremos, incluso se venden las propiedades donde operaban las mipymes, como es el caso de una tienda de calzado en Diez de Octubre que ahora busca deshacerse no solo de su inventario, sino también del inmueble en el que operaba.
En barrios como Los Sitios y Centro Habana, el impacto de estas políticas ya se hace evidente. Tiendas que ofrecían alimentos, productos de limpieza o materiales de construcción han comenzado a rematar sus inventarios y cerrar sus puertas. Propietarios citados por 14ymedio explican que estas regulaciones no solo eliminan su autonomía para comprar directamente a importadores privados, sino que también aumentan la dependencia del Estado, generando desconfianza y frustración.
El gobierno, mientras fomenta la inversión extranjera, reprime la iniciativa local, dejando a los emprendedores sin opciones viables. Según empresarios entrevistados, esta política no solo limita el desarrollo económico, sino que también desmotiva a quienes apostaron por quedarse y contribuir al país.
Con este panorama, las mipymes en Cuba enfrentan un futuro incierto, marcado por restricciones que desincentivan la iniciativa privada, según analiza 14ymedio. La decisión de muchos de estos pequeños empresarios de cerrar sus puertas refleja el impacto negativo que estas políticas estatales están teniendo en el sector.
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