La familia de Melissa González, una joven de origen cubano que fue asesinada por una bala perdida mientras transitaba por la autopista I-95 en Miami en enero de 2020, ha vuelto a pedir ayuda a la comunidad. A cinco años del trágico suceso, aún no se ha identificado al responsable. Ni una detención. Ni una pista firme. Solo una imagen de un automóvil oscuro y el profundo dolor de sus seres queridos.
Melissa tenía 22 años y había culminado sus estudios en Florida International University. Se preparaba para convertirse en abogada, convencida de que la justicia y la equidad eran causas que merecían ser defendidas. La noche del 3 de enero de 2020, alrededor de las 8:30 p.m., viajaba con su novio por los carriles sur de la I-95, cerca de la intersección con la calle 79, rumbo al hospital Mount Sinai. Su abuelo estaba enfermo y ella iba a visitarlo. En ese trayecto, una bala perdida le atravesó la cabeza. Melissa falleció poco después en el Ryder Trauma Center del Jackson Memorial Hospital.
Desde entonces, el caso ha permanecido abierto, pero sin avances significativos. Investigadores del Departamento de Homicidios de Miami-Dade han descartado que se tratara de un caso de furia al volante o enfrentamiento directo. Todo indica que el disparo provino del otro lado de la autopista, probablemente desde un vehículo que abandonó el área inmediatamente después. El único elemento en manos de los detectives es la imagen de un sedán oscuro, posiblemente un BMW, que fue captado por cámaras de seguridad en el área.
Esta semana, en la sede de la policía en Doral, la familia de Melissa realizó una conferencia de prensa para reiterar su pedido de justicia. Su hermana, Melanie González, habló con firmeza y dolor: “Merecemos saber quién hizo esto”. Por su parte, la madre de la joven, Sheilla Núñez, envió un mensaje directo a quienes podrían tener información: “Lo que le pasó a mi hija le puede pasar a cualquiera, a cualquier madre, cualquier padre, cualquier hijo. Alguien sabe lo que pasó y debe hablar”.
Los oficiales aseguran que, aunque el tiempo ha pasado, aún confían en que haya testigos que por miedo o incertidumbre no se hayan presentado. Según el detective principal, Juan Segovia, se presume que al menos dos personas presenciaron el hecho desde otros vehículos. A esas personas va dirigido el nuevo llamado de la familia y de las autoridades. El propio detective indicó que cualquier dato, por mínimo que parezca, podría hacer la diferencia.
El caso ha generado decenas de comentarios en redes sociales, muchos de ellos expresando frustración con la inseguridad en las vías del sur de Florida. Usuarios han recordado que la I-95 ha sido escenario de numerosos tiroteos en los últimos años, algunos con víctimas mortales que, como Melissa, no tenían relación alguna con los hechos. Otros han cuestionado la falta de cámaras de vigilancia efectivas y la ausencia de controles más estrictos.
Melissa González no era una víctima más. Había sido una estudiante brillante, una hija dedicada, una joven con sueños. Su muerte repentina dejó una familia rota y una comunidad consternada. Su hermana lo resumió así: “Era increíble. No merecía esto”.
Cualquier persona con información puede comunicarse con Crime Stoppers de Miami-Dade al 305-471-TIPS. Las llamadas pueden ser anónimas y quienes colaboren podrían ser elegibles para una recompensa de hasta 5,000 dólares. La familia de Melissa, entretanto, sigue esperando una respuesta, una pista, una verdad que les permita cerrar este capítulo tan doloroso. Porque cinco años sin justicia son ya demasiado tiempo.
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