Mia Khalifa lo hizo otra vez. Como la noche antes de las protestas que removieron las entrañas de la sociedad cubana en julio pasado, la exactriz de cine para adultos ha llamado “singao” al presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.
En la noche de este martes un usuario de la red social Twitter recordó cuando Mia Khalifa fue acusada de ser “agente secreta del gobierno de Estados Unidos” simplemente por apoyar las protestas en Cuba.
La retirada actriz porno, que tiene cerca de 4 millones de seguidores en esa red social, citó el tuit acompañado de la frase: “Acusada por el dictador cubano”.
Poco después otro internauta escribió el apellido compuesto del mandatario, Díaz-Canel, seguido de tres puntos suspensivos, a lo que Mia Khalifa respondió con el calificativo que tanto molesta en el Palacio de la Revolución y del que al parecer será imposible desligar al presidente cubano, por mucha propaganda política que se gasten los medios estatales de comunicación de la isla caribeña.
Durante las protestas del pasado 11 de julio los cubanos gritaron libertad e hicieron todo tipo de reclamos, pero los coros “Patria y vida” y “Díaz-Canel singao” se repitieron en casi todos los escenarios del estallido social.
El contexto epidemiológico en Cuba que provocó numerosos mensajes solidarios de decenas de influencers en redes sociales en vísperas a las inéditas protestas ha cambiado; ya no se comparten videos de salones y pasillos de hospitales desbordadas de pacientes, de morgues sobrepobladas por los cuerpos de las víctimas de la COVID-19 y las pésimas condiciones del sistema sanitario cubano, pero la situación económica y política no ha hecho más que empeorar.
Si entonces el hashtag #SOSCuba se hizo viral y dio la vuelta al mundo retuiteado por reconocidos personajes de la cultura y la política occidentales, esta semana otra etiqueta —#15NCuba—, ha tomado su lugar como posible presagio de otra demostración de oposición a la administración comunista.
El nuevo escenario se antoja dejavú, con la foto de Mia Khalifa adornando la antesala de los reclamos democráticos de la gente cuya voz no ha encontrado ecos sostenidos en la prensa oficial, además de la poderosa promesa de libertad, escondida en el pecho de los familiares de presos políticos.
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