El mandatario cubano asegura que Mía Khalifa comenzó bien, pero luego…
Por meter la pata, Miguel Díaz-Canel la ha metido a fondo. Se puso hasta mojigato y todo, pues al querer decir que Mía Khalifa era -o había sido- una actriz porno, la describió como una «artista de determinadas características» y muchos de sus seguidores -de los de Díaz-Canel- quedaron con la duda de si el llamado puesto a dedo conocía a Mía Khalifa de antes, la había visto en Xvideos.com o Pornhub.
Se notaba tan nervioso Díaz-Canel al hablar de Mía Khalifa -debe ser la primera vez que un mandatario cubano habla de una actriz porno, y la primera vez que una actriz porno se hace viral interpelando a un mandatario cubano- que en lugar de decir que Mía Khalifa había condenado el embargo, dijo que «lo apoyaba».
El mandatario cubano insiste en que esto es una operación a gran escala instrumentada desde los EE.UU., y en ese sentido afirma que se recurrió «a influencers y youtubers».
El gobernante cubano insiste en ver fantasmas más allá de su imaginación. No ha calculado, por ejemplo, que hay miles de miles de cubanos ahora mismo que no tienen qué comer. Otros que no tienen una duralgina para aliviarse el dolor de cabeza; y dentro de esos miles, otros miles que tienen un familiar con interés de viajar a Cuba desde Miami para llevarle alimentos y medicinas, y no puede. Hay además otras miles de razones más que no tienen que ver con «influencers influenciados», sino con la triste realidad que viven millones de cubanos que solo le pedirían al gobierno que abandone el ego de «la potencia médica», y que acepte ayuda internacional.
Varios de ellos, en días pasados, pedían entre otras cosas lo siguiente:
- Convertir los hoteles en hospitales y los coches de policía en ambulancias. Un detalle: los hoteles pertenecen al ejército militar.
- Ampliar la cantidad de vuelos y permitir que todos viajen a Cuba con alimentos y suministros médicos sin restricciones de equipaje. Reducir las tarifas de envío, eliminar las restricciones y acelere el proceso de entrega.
- No confiscar la ayuda humanitaria y no venderla en las tiendas por dólares.
- Eliminar las tiendas MLC, pues consideran injusto que un cubano, luego de trabajar más de 40 horas semanales, gane el equivalente a 25 dólares mensuales. Consideran por demás injusto que los cubanos tengan que hacer colas durante seis y siete horas para comprar alimentos básicos para sus familias en estas tiendas.
- Dimisión del presidente Díaz-Canel, ya que el pueblo cubano nunca lo eligió, no lo quiere.
Al menos, de este «listado de peticiones», que no son las únicas, ya el gobierno «orientó» convertir de manera temporal algunos hoteles de Varadero en hospitales emergentes.
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Díaz-Canel no comprende que la situación actual en Cuba, el descontento generalizado, va más allá del impacto que ha provocado la covid-19, o de que el presidente Joe Biden no haya eliminado las medidas tomadas por la administración Trump que, según el gobierno de la isla, hacen más miserables la vida de los cubanos.
Díaz-Canel no asimila que hay un sentimiento de frustración generalizado y acumulado por la falta de libertad; de desencanto tras el engaño en que viven, tras conocer por redes sociales e Internet que lo que le están diciendo en el NTV no es la verdad. Gente que acumula el dolor de ver a activistas sitiados, gente arrestada y golpeada; falta de garantías legales y en general, nulo respeto por derechos humanos elementales. Miles de cubanos que, posiblemente en su inmensa mayoría, no sepan quién es Mía Khalifa, ni sepan cuáles son esas «determinadas características» que menciona Díaz-Canel tiene ella, y que la hicieron tan famosa.
