El más reciente de los envíos desde México a Cuba cubre poco más de un día del déficit diario de petróleo de la isla, que necesita alrededor de 110.000 barriles diarios para cubrir sus necesidades básicas de energía.
México continuará enviando petróleo a Cuba por razones humanitarias, en una decisión que el gobierno de Claudia Sheinbaum presenta como parte de una relación histórica entre ambos países y que busca mitigar la crisis energética que atraviesa la isla. Así lo confirmó la propia presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, al informar que dos buques tanque mexicanos entregaron la semana pasada un total de 80.000 barriles de crudo a Cuba, con el objetivo inmediato de reducir los apagones que afectan a buena parte del territorio nacional.
Sheinbaum subrayó que se trata de una operación legal, realizada entre Estados soberanos y amparada en acuerdos vigentes. Insistió en que no es una donación, sino una venta cuya información detallada —precio del crudo, costos de transporte, carga y descarga— será hecha pública posteriormente. Según explicó, el envío responde a la necesidad de evitar un colapso mayor del sistema eléctrico cubano, golpeado por la falta de combustible y por el deterioro de sus plantas generadoras.
La presidenta mexicana enmarcó la medida dentro de lo que definió como una “serie histórica de apoyos” a Cuba, sostenida por gobiernos de distinto signo político. En su conferencia matutina, citó un informe de la cancillería que recoge décadas de cooperación energética y financiera entre ambos países. Recordó que en 1994, en pleno “Período Especial”, México formalizó una inversión de 350 millones de dólares para la modernización de la refinería de Cienfuegos, mediante un esquema de canje de deuda por inversión. También aludió a los acuerdos firmados en 2012 para que Pemex ofreciera asistencia técnica a la empresa estatal cubana CUPET, así como a la condonación parcial de deudas cubanas con entidades mexicanas durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.
El contexto en Cuba es crítico. De acuerdo con reportes oficiales y medios independientes, el país enfrenta déficits diarios de generación eléctrica que superan los 1,9 gigavatios, lo que se traduce en apagones prolongados, de hasta 20 horas en algunas regiones. Más de 90 centrales de generación se encuentran afectadas por la escasez de combustible, y las autoridades reconocen dificultades para mantener el servicio incluso en los horarios de mayor demanda. La crisis, que se arrastra desde hace al menos tres años, ha tenido un fuerte impacto económico y social, acentuado durante el período navideño, cuando el descontento ciudadano se ha hecho visible en redes sociales.
El envío mexicano, realizado por la empresa estatal Petróleos Mexicanos, cubre poco más de un día del déficit diario de petróleo de Cuba, que necesita alrededor de 110.000 barriles diarios para cubrir sus necesidades básicas de energía. Aproximadamente el 60 por ciento del combustible que consume la isla es importado y cerca del 65 por ciento del petróleo disponible se destina a la generación termoeléctrica, según datos oficiales cubanos.
Sheinbaum también vinculó la decisión al endurecimiento de las restricciones de Estados Unidos sobre el suministro de petróleo venezolano a Cuba. Washington sostiene que el crudo venezolano financia actividades ilícitas, lo que ha incrementado la presión sobre Caracas y ha puesto en duda la continuidad de esos envíos, históricamente clave para La Habana. En ese escenario, México se presenta como un proveedor alternativo, insistiendo en que su actuación se mantiene dentro del marco del derecho internacional.
Durante su intervención, la mandataria destacó además el trasfondo político de la relación bilateral. Recordó que México fue el único país de la región que, desde el inicio, se opuso al embargo estadounidense contra Cuba y que los vínculos se han mantenido a lo largo de sucesivas administraciones, desde los primeros contactos tras el triunfo de la Revolución cubana hasta las visitas mutuas de presidentes en décadas recientes. Según Sheinbaum, ese hilo histórico explica que la cooperación actual no sea un hecho excepcional, sino la continuación de una política de Estado.
Aunque la presidenta aclaró que no tiene previsto, por ahora, un viaje oficial a La Habana, reafirmó que los envíos de petróleo continuarán mientras sean necesarios y legales. “Todo se hace dentro de la ley y por razones humanitarias”, reiteró, subrayando que el objetivo final es aliviar la situación de la población cubana en medio de una crisis energética que no muestra señales inmediatas de resolverse.
