El mercado recién inaugurado en 3ra y 70, en La Habana, que solo acepta dólares como método de pago, ha desatado un encendido debate dentro del propio oficialismo cubano. Mientras perfiles oficialistas intentan justificar su existencia bajo el pretexto de captar divisas para programas sociales, dos periodistas vinculadas a medios estatales han levantado serias críticas, evidenciando una fractura en el discurso oficial. Y bueno, en los comentarios de los posts dejados por ellas, otros periodistas oficialistas, muchos de ellos defensores a ultranza del régimen que los oprime, se quejan también.
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La apertura de este mercado se realizó en los bajos del lujoso Hotel Grand Muthu Habana, sin anuncio previo ni explicaciones claras. Solo pueden realizarse pagos en dólares físicos, tarjetas extranjeras o la llamada “Clásica”, una tarjeta en USD vinculada a cuentas bancarias fuera de Cuba. No se aceptan ni pesos cubanos ni MLC, moneda que el régimen instauró como obligatorio método de pago en las controvertidas tiendas en Moneda Libremente Convertible, ahora vacías. Para colmo, el vuelto que te deben dar en dólares, te lo dan en caramelos.
En defensa de la medida, el perfil de redes sociales «Alejandro Noticias Cuba», claramente alineado con el gobierno, aseguró que el objetivo es captar las divisas que hoy circulan en el mercado informal y redirigirlas a proyectos como la salud, la educación y el sistema eléctrico. Otro perfil alineado con el oficialismo, Las Cosas de Fernanda, reprodujo lo dicho.
Sin embargo, la realidad contradice estas declaraciones, pues las tiendas en MLC también se justificaron con los mismos argumentos, y hoy son ejemplo de desabastecimiento y fracaso.
Además, Alejandro Noticias (desde Villa Clara) y Las Cosas de Fernanda (desde Cienfuegos) reconocieron que el nuevo mercado no está al alcance de todos los cubanos. Pese a sus intentos de alabar la «gran diversidad de productos», el silencio oficial sobre la exclusión del MLC y el enfoque en el dólar generan más preguntas que respuestas.
Las críticas desde dentro
Ana Teresa Badía, periodista de Radio Rebelde, expresó en su cuenta de Facebook su incredulidad ante la exclusión del MLC. «¿Qué se convirtió en MLC, el polvo de Aladino?», preguntó sarcásticamente, recordando las promesas incumplidas de las tiendas en esta moneda.
Badía también mencionó que esta exclusión trae reminiscencias de las décadas en las que los pagos de los médicos en misiones internacionales eran convertidos forzosamente a pesos cubanos, generando pérdidas para los profesionales y beneficios para el Estado. Asimismo, criticó el trato al cliente en los establecimientos comerciales, calificándolos como “lugares tortuosos” por su desamor y pésima atención.
Por su parte, Ania Ortega, periodista del Canal Educativo, fue aún más directa al calificar de “suave” el cuestionamiento de Badía y señalar la ausencia de explicaciones oficiales.
“¿Quién tiene la obligación de informar? ¿Por qué se sigue dando lugar a rumores?”, cuestionó Ortega, reflejando el descontento incluso entre los profesionales más cercanos al sistema.

El post de Badia se volvió un campo de batalla entre pronunciamientos de un tipo o del otro. Sin embargo, la norma es esta: varios periodistas oficialistas se mostraron muy decepcionados con la medida y la desinformación. Incluso, criticaron públicamente a Ricardo Ronquillo Bello, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, quien se atrevió a «disertar» en el post. Otra veterana del periodismo, Iraida Calzadilla, calificó la medida como «otra medida más de carácter impopular».
Por su parte, el economista Mauricio de Miranda Parrondo no dejó espacio para ambigüedades en su post sobre el mercado de 3ra y 70. En su análisis publicado en redes sociales, calificó al gobierno cubano como un sistema rentista que ha vivido de «exprimir» a la población. Recordó medidas similares de décadas pasadas, como las Tiendas de Recuperación de Divisas (TRD) y la Tarea Ordenamiento, todas destinadas a drenar los bolsillos de los ciudadanos, sin resultados visibles en términos de desarrollo.
“Exprimir una sociedad es explotarla. Esto no tiene otro nombre”, afirmó, señalando la incongruencia de estas políticas con la supuesta orientación socialista del régimen.
El mercado de 3ra y 70 no solo subraya la creciente desigualdad en Cuba, sino también el distanciamiento entre el gobierno y su propio discurso. Mientras los cubanos en la Isla luchan por sobrevivir con una moneda cada vez más devaluada, los dólares recaudados en este mercado, supuestamente destinado a proyectos sociales, parecen formar parte de una estrategia para fortalecer los privilegios de unos pocos.
El debate abierto por Badía y Ortega muestra que incluso en las filas oficialistas comienzan a alzarse voces que cuestionan el despotismo económico del régimen. Sin embargo, la falta de respuestas claras sobre el destino de esos dólares refuerza la percepción de que, como siempre, los únicos beneficiados serán quienes controlan las riendas del poder en Cuba.
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A la dictadura no le importa la opinión de nadie, quieren los dólares que tiene la gente en su casa para disfrute de los jerarcas cubanos, y mantener el aparato que reprime al pueblo.