En los últimos 10 años 862 atletas cubanos pertenecientes a selecciones nacionales de distintos deportes han abandonado la isla, reveló recientemente el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación de Cuba (Inder).
Según cifras oficiales, el éxodo de personal especializado en materia deportiva incluye también a 2.344 entrenadores que migraron desde el 2012 hasta la fecha, 85 de ellos formaban parte de la elite de sus respectivas disciplinas, indica un reporte del periódico Trabajadores.
La fuente, que recaba los motivos del éxodo de atletas que sufre el sistema deportivo de la isla, detalla que desde el año 2015 más de 635 peloteros de distintas categorías, se marcharon de la isla.
El tema de la migración de atletas cubanos volvió al debate público luego de que 12 beisbolistas —la mitad del equipo Cuba Sub-23— abandonaran la selección en pleno campeonato mundial, celebrado en México en septiembre pasado.
Las autoridades cubanas culparon entonces, como siempre, al gobierno de Estados Unidos por promover el “flujo ilegal” de peloteros de la isla hacia el país norteño, tras la ruptura del convenio del Inder con la MLB.
El texto publicado por Trabajadores reconoce que Cuba no puede competir con los incentivos que ofrece el mercado profesional del deporte a nivel internacional, mucho menos con los salarios que pagan los equipos de las Grandes Ligas de Béisbol estadounidense.
Aunque el Inder ha buscado formas de frenar el éxodo, sobre todo mediante la autorización de que los deportistas se contraten en ligas foráneas, la sangría no se detiene.
De acuerdo con la fuente, el proceso ha sido lento, y este año apenas favoreció a 125 deportistas de ocho disciplinas, 37 de ellos peloteros contratados por la Federación Cubana de Béisbol (FCB).
“La complejidad del fenómeno relacionado con el éxodo de peloteros y deportistas cubanos pasa por continuar atendiendo correctamente a atletas en activo o retirados”, asegura el medio de prensa oficial, que propone incluir en los contratos de los jugadores con la FCB “ingresos por conceptos de publicidad y promoción”, como sucede en la mayoría de los países.
Asimismo, sugiere un nuevo tipo de relación con los atletas que luego de abandonar la isla “han mantenido una postura correcta y respetuosa al sistema”, y pide que se elimine la ley que impide a esos deportistas volver a Cuba hasta los ocho años luego de migrar.
“No son nuestros enemigos y hay que entenderlo así, incluso la mayoría han expresado en público o privado, que les gustaría retirarse de los terrenos en Cuba o volver a vestir las cuatro letras en un certamen internacional”, subraya.
