Activistas en la provincia de Sancti Spíritus denuncian por estas horas otro grave hecho de maltrato animal en Cuba, específicamente contra un perro en Sancti Spíritus, y exigen justicia por el ataque a machetazo limpio, que sufrió la mascota.
El hecho fue denunciado por la activista Natasha Zapata, quien denunció este último incidente de violencia animal en el grupo de Facebook «SOS Callejeros Cuba», y donde identificó, mediante foto y argumentos, a Y.A.C. como el comisor del delito. Entre ella y otros defensores de los derechos de los animales, exigen justicia de parte del régimen cubano.
El sujeto, según la denuncia, se dedica también a maltratar severamente a una yegua de su propiedad, lo que la llevó a ella a demandar contra él en virtud de la Ley de Bienestar Animal. La animalista lo calificó como una persona «insalubre», que para colmo de males trabaja en el matadero de la localidad donde vive.
La animalista xpresó su preocupación por la existencia de personas sin escrúpulos y subrayó que es necesario que intervengan las autoridades pertinentes, temiendo por la vida de la yegua del agresor y de los demás animales que se encuentran bajo su cuidado.
De acuerdo con la información suministrada, el perro que Y.A.C. macheteó, y quien debido al ataque sufrió la pérdida de un ojo, no es de su propiedad, sino de otra persona.
Se trata de un caso muy similar al de Yeiko, un perro, también en Sancti Spíritus, que sufrió un acto horrendo de crueldad cuando fue atacado brutalmente con un machete (también). A pesar de los esfuerzos de rescate y la atención veterinaria, Yeiko enfrentó heridas graves que destacaron la brutalidad del ataque.
El incidente con Yeiko y este de ahora, ha provocado indignación y una profunda tristeza en la comunidad local y entre los activistas de derechos animales; subrayando la urgencia de abordar la violencia contra los animales en la región, mediante llamados, unidos, a una mayor acción gubernamental y a reformas legislativas para garantizar sanciones más severas y efectivas contra el maltrato animal; lo cual pone en evidencia el fracaso del régimen cubano en hacer cumplir la «apurada» Ley de Bienestar Animal. El por qué del término y la inoperancia en que flota la misma, te lo explicamos aquí debajo.
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Maltrato animal en Cuba sigue siendo un tema alarmante
A pesar de las expectativas generadas por la implementación de esta ley en 2021, los activistas y defensores de los animales han expresado su descontento y frustración ante la ineficacia percibida y la falta de acciones concretas para proteger a los animales de abusos crueles y a menudo mortales.
El Decreto Ley de Bienestar Animal, promulgado con urgencia tras movilizaciones lideradas por figuras como Beatriz Batista y su hija desde 2018, fue visto como un intento del gobierno cubano de aplacar los ánimos de las activistas animalistas.
Sin embargo, las críticas no han tardado en surgir, destacando que la ley ha sido insuficiente para prevenir o sancionar severamente los actos de maltrato. Activistas como Valia Rodríguez han denunciado públicamente casos horrendos como el de la Finca de los Monos, donde animales han sido mantenidos en condiciones deplorables, evidenciando una falta de supervisión y compromiso estatal.
Valia, sin embargo, ha sido criticada en no pocas ocasiones por algunas animalistas, por la pasividad con la que dialoga y asume con nobleza e ingenuidad impropias de esta lucha, los resultados de las negociaciones con los representantes del régimen.
Beatriz Batista, una joven que prácticamente se vio obligada a abandonar el país por su liderazgo en la lucha contra el maltrato animal – la joven sin dudas fue figura clave en esto – y otros activistas, como su madre, han criticado fuertemente la ley, argumentando que «ha legalizado las atrocidades» en lugar de prevenirlas. Esta percepción de legalización de la crueldad subraya la desilusión generalizada hacia una legislación que parece más un gesto superficial que una herramienta efectiva de cambio.
Los incidentes de maltrato, como el de un caballo en Holguín y otro ocurrido en Mayabeque recientemente, han provocado la indignación pública y muestran que, a pesar de la existencia de la ley, los abusos continúan en diversas provincias sin que haya acciones legales efectivas para prevenirlos o castigar a los responsables.
El macabro suceso ocurrido en San José de las Lajas, provincia de Mayabeque, Cuba, detuvo por unas horas a tres hombres, quienes luego de pagar su fianza, se encuentran presuntamente esperando juicio.
Los sujetos fueron detenidos por la policía bajo la acusación de matar perros y vender su carne como si fuera de cerdo o carnero. Según los informes, los detenidos despedazaban los perros y manipulaban los restos para su venta, engañando a consumidores sobre la verdadera naturaleza de la carne.
Las autoridades, en el momento de la detención del grupo, dijeron en la Unidad Policial que estaban en la búsqueda de otros tres implicados en estos actos inhumanos, pero más nunca – o más bien nunca – se abordó de manera oficial lo sucedido.
El horroroso descubrimiento incluyó cabezas de perros y otros restos encontrados en la vivienda de los acusados, lo que sugiere que muchos de los perros desaparecidos de la comunidad eran sus víctimas. Callejeros y mascotas, incluidos.
Este hecho causó gran consternación y repudio tanto local como nacional, impulsando demandas de justicia y llamados a una reforma significativa de las leyes de protección animal en el país.
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Si bien el Ministerio de Agricultura de Cuba ha expresado su enérgico repudio a todos estos actos y ha asegurado que se aplicarán con rigor las sanciones correspondientes, hasta ahora lo que se ha visto son multas impuestas, que aunque alcanzan hasta los 4,000 pesos, son percibidas como insuficientes frente a la gravedad de los actos cometidos, lo cual sugiere una desconexión entre la legislación y la realidad del maltrato animal en la isla.
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La comunidad animalista, liderada en la actualidad por defensores como Yenney Caballero, ha sido vocal en la condena y en la exigencia de acciones concretas para prevenir futuros incidentes de maltrato animal; pero la realidad es monda y lironda: el movimiento animalista cubano es perseguido, estigmatizado, marginado y vigilado. De tal manera que a menudo citan a «las cabezas visibles» a reuniones con la Seguridad del Estado y oficiales que atienden sus casos. En otros, incluso hasta les prohíben peregrinaciones.
Mientras que el gobierno cubano se vanagloria en afirmar que ha establecido una ley para el bienestar animal, la realidad en las calles y fincas de Cuba cuenta una historia muy diferente.
Los casos de maltrato siguen siendo frecuentes y las sanciones aplicadas no parecen disuadir a quienes cometen estos actos.
Esto no solo llama la atención sobre la necesidad de reformar la ley existente, sino también sobre la urgencia de implementar medidas más rigurosas y efectivas que realmente protejan a los animales de la crueldad y el abuso en un contexto donde el maltrato animal parece ser un reflejo de problemas más profundos dentro de la sociedad cubana.