Lo entregaron todo y ahora no tienen NADA. Ese es el precio que han tenido que pagar por construir la Revolución
A medida que Cuba gira hacia la empresa privada, la seguridad social alguna vez prometida para su generación revolucionaria parece estar desmoronándose.
Según un informe de The Guardian, los cubanos de edad avanzada como Martha Ortega, quien trabajó como recepcionista del Partido Comunista hasta hace cinco años, se encuentran luchando por sobrevivir con pensiones exiguas que la inflación ha reducido a menos de cinco dólares al mes. Ortega, a pesar de su artritis crónica, espera en largas filas para obtener artículos de primera necesidad como carne picada, lo que ilustra las terribles circunstancias que enfrentan muchos de sus contemporáneos.
El cambio en la estrategia económica de Cuba ha llevado al surgimiento de tiendas privadas, mientras que las bodegas subsidiadas por el Estado siguen careciendo cada vez más de existencias.
Esta transición ha dejado a muchos ciudadanos mayores, a quienes alguna vez se les aseguró alimentos y atención médica subsidiados por su lealtad y servicio a la revolución, sintiéndose abandonados. Estos individuos, que creyeron en el sueño revolucionario y comprometieron sus vidas a construir una sociedad socialista, ahora enfrentan sus años más vulnerables con escaso apoyo.
El panorama demográfico en Cuba exacerba estos desafíos. El éxito de la revolución de 1959 al extender la esperanza de vida hasta los 70 años ha dado como resultado que una parte significativa de la población tenga ahora más de 60 años, lo que representa el 22,6% de la población. Con 221.000 ancianos que viven solos, en su mayoría mujeres, y un éxodo continuo de la generación más joven en busca de mejores oportunidades en el extranjero, la situación es cada vez más apremiante, reconoce el diario en un extenso artículo que recomendamos leer.
El gobierno ha intentado abordar algunos de estos problemas autorizando a las pequeñas y medianas empresas privadas en 2021 y recientemente tomando medidas para limitar los precios de los productos básicos.
Sin embargo, reconoce The Guardian en su nota, estas medidas no son suficientes, ya que muchas personas mayores todavía tienen dificultades para permitirse productos básicos como aceite de cocina, incluso con precios máximos.
Los desafíos que enfrentan los ancianos cubanos no son sólo un reflejo de la política económica sino también de cambios sociales más amplios.
Mientras el país continúa navegando por su compleja relación tanto con sus compromisos pasados como con sus necesidades futuras, las luchas de sus revolucionarios envejecidos subrayan los profundos costos humanos de las transiciones políticas y económicas, explica el prestigioso medio en su nota.
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