La cifra de ancianos cubanos que desesperados por la situación en la isla de Cuba intentan llegar a los EE.UU. atravesando las fronteras norteamericanas crece. La víspera se conoció el caso del anciano cubano Esber Rodríguez, natural de Holguín, quien salió de Cuba el pasado 29 de mayo junto a su hijo para emprender la travesía que lo puso, finalmente, en Tampa, Florida, junto a su familia.
Después de recorrer seis países este anciano cubano de 83 años cruzó la frontera que separa a México de los EE.UU., no sin antes, dijo, haber tenido que caminar casi tres horas por el desierto.
Atrás dejó la República Dominicana, Jamaica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y el propio México. Una larga travesía que incluyó al menos tres aviones distintos y miles de kilómetros por carretera.
El lunes, cuando llegó al aeropuerto de Tampa, allí lo esperaban tres de sus hijas, junto a varios de sus nietos.
El anciano narró a los medios de la Florida que, tras llegar a EE.UU., él y su hijo fueron llevados a un centro de detención, donde permanecieron 9 horas.
Al parecer la familia entera ha decidido emprender la llamada «Ruta de los Volcanes», a través de Nicaragua, pues según contaron al reportero Daniel Benitez del canal América Tevé, ya otros miembros del clan familiar llegaron recientemente a los EE.UU. y otros dos, vienen por el trillo dejado por miles y miles de cubanos.
El caso de Esber se suma al de otros ancianos cubanos, algunos con más de 80 años, que han llegado a los EE.UU. por el mismo camino y superando los mismos obstáculos. El pasado mes de mayo llegó una abuela cubana, de 82 años, junto a su nieto. La anciana cruzó el peligroso río Bravo, pero… no es la única.
Otro anciano llegó a los EE.UU. hace – si puede decirse – unos días, con especial atención hacia otro cubano que, con muletas, pues le falta un pie, cruzó varios países centroamericanos y fue cruzado en hombros por el río Bravo.
Cuando hay deseos de libertad, ni la edad, ni el físico, ni la corriente traicionera de un río pueden frenar a los cubanos.
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