Lección aprendida: Díaz-Canel lamenta de inmediato muertes en accidentes de Matanzas y Ciego de Ávila

Havana
algo de nubes
27.2 ° C
27.2 °
27 °
74 %
3.1kmh
20 %
Vie
29 °
Sáb
30 °
Dom
30 °
Lun
28 °
Mar
27 °

El presidente y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Miguel Díaz‑Canel, se mostró “consternado” ante los recientes accidentes de tránsito en la provincia de Matanzas y en Ciego de Ávila y parece haber aprendido una lección lógica de la vida, pues a diferencia de episodios anteriores, en esta ocasión emitió sus condolencias casi de inmediato.

A través de la red social X, Díaz-Canel afirmó que está “atento a la atención de los heridos y a sus familias”, según un despacho publicado por Granma el 7 de julio de 2025, y aunque este «estar atento» puede haber sido una frase dicha para salir del paso, al menos el diario Granma le dedicó dos notas a resaltarlo, lo cual cumple un objetivo: restañar heridas pasadas.

A decir verdad no hay mucha diferencia – casi ninguna – entre una y la otra; a diferencia de que una tiene nombres y apellidos, Ortelio González Martínez; mientras que la otra está firmada por «Redacción Digital».

Los sucesos que provocaron «el despertar» de Díaz-Canel se sucedieron con pocas horas de diferencia. El primero, ocurrió cuando un vehículo particular se estrelló contra una estructura en el peaje de Varadero, Matanzas, matando a Rubén Lantigua Chávez (69 años) y Amanda Naranjo Pino (30 años) por causas vinculadas a la alta velocidad. Horas más tarde, en Majagua (Ciego de Ávila), un camión tipo Renault con matrícula B 236 623 se volcó tras exceder el límite de velocidad en una curva de Río Grande, causando la muerte de tres menores (Maikol Dayán, 13; Lian Pozo, 14; Dairon Sarmiento, 16) y, posteriormente, de un joven adulto, totalizando cuatro fallecidos . El Ministerio de Salud Pública confirmó que, hasta el 7 de julio, 16 personas continuaban hospitalizadas —cuatro en estado crítico y dos graves— mientras equipos médicos daban seguimiento a los restantes .

De acuerdo con peritajes oficiales, ambos incidentes fueron provocados por exceso de velocidad: el de Matanzas en el peaje de Varadero y el de Ciego de Ávila en una curva pronunciada. En este último el chofer se encontraba sobrio, según pruebas médicas proporcionadas por la teniente coronel Niurka Valdés Figueroa, jefa de Investigación Criminal del Minint provincial. Sobrevivientes narraron que, en varias ocasiones, pasajeros le habían suplicado frenar, sin obtener respuesta del conductor.

Otro que parece haber aprendido la lección, el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, visitó los hospitales abordados y comenzó a organizar donaciones de sangre a la vez que aseguró haber brindado apoyo logístico.

Pero… ¿qué cambió esta vez?

Aunque en esta ocasión Díaz-Canel reaccionó rápidamente, su accionar contrasta con la lentitud mostrada en momentos anteriores, fatídicos y recientes.

En enero de 2020, tres niñas fallecieron por el derrumbe de un edificio en La Habana Vieja. El presidente tardó dos días en pronunciarse vía Twitter, con un mensaje muy, muy breve. La comunidad criticó la “frialdad” del mensaje y el tono de defensa del Gobierno, más que de condolencia genuina. Incluso, su canciller «Condenaitor», Bruno Rodríguez Parrilla, había lamentado primero la muerte del basketbolista norteamericano Kobe Bryant, antes que la de las niñas cubanas.

Meses antes, en octubre de 2019, tras la muerte de la niña Paloma Domínguez Caballero por una supuesta vacuna defectuosa, Díaz‑Canel tardó no dos, sino ¡cinco días! en expresar condolencias. Al final lo hizo mediante un frío tuit donde, además, defendió la investigación y centró su mensaje en el sistema de salud, más que en la tragedia personal de la familia, motivo por el cual fue otra vez dura y justamente criticado.

Más recientemente, en enero de 2025, una explosión en un depósito de armamentos en Holguín causó 13 muertes entre militares jóvenes. A pesar de la gravedad, el Gobierno decretó solo un día de duelo oficial, sin elevarlo a duelo nacional. Por el contrario, cuando falleció Sam Nujoma, expresidente de Namibia, Díaz‑Canel promovió tres días: dos como duelo oficial y uno como duelo nacional, generando críticas internas que consideraron esta respuesta “más rápida y extensa” que por sus propios ciudadanos.

tal vez quieras leer: Nujoma, Nujoma, tres días de duelo por ti es una broma.

Un análisis del portal Diario de Cuba también señaló esta discrepancia, recordando demoras significativas en decretar duelos nacionales cuando la tragedia tocó a cubanos, frente a la premura mostrada cuando se trataba de líderes extranjeros: y subrayó que mientras los militares fallecidos en Holguín recibieron 4 días de demora para un duelo oficial, en el caso de Nujoma los duelos fueron decretados de inmediato .

Lección aprendida — y pendiente

Todas estas críticas reflejan un creciente malestar por la percepción de que las prioridades del Gobierno no siempre coinciden con las necesidades y el dolor del pueblo. Esta vez, el rápido pronunciamiento de Díaz‑Canel y su atención visible a los heridos marca un cambio positivo. Demuestra una comprensión de la sensibilidad pública hacia estos hechos, especialmente frente a la insistencia social en seguridad vial; o al menos que está consciente de que la situación en la isla está bien comprometida, como para estar dándole más elementos al pueblo para que se moleste más aún y termine de sublevarse, como hizo el 11J.

Pero queda una lección mayor: el acto de lamentar debe ser constante, y sus mensajes deben fluir con la misma urgencia, sin importar el estatus de las víctimas. El pueblo cubano espera un reconocimiento espontáneo y sentido, cada vez que una vida se pierde en circunstancias tan injustas. Ese nivel de respeto y empatía —sin condicionamientos— es donde la credibilidad institucional se valida.

El reciente pronunciamiento también marca un paso hacia una coherencia narrativa: antes hubo silencios y disparidades (vacuna, derrumbes, explosión militar, duelo extranjero), pero ahora, el vehículo es una respuesta inmediata que parece alinearse con la voz y el sentir del pueblo.

Si bien Díaz‑Canel demostró con su mensaje un aprendizaje sobre la sensibilidad pública, todavía es necesario que él y sus equipos institucionales mantengan esa coherencia y empatía en cada nueva tragedia. Porque una lección aprendida no se refleja en un solo acto, sino en cada vez que la muerte golpea sin pedir perdón; pero rodeado de personajes racistas y clasistas, que poco o nada siguen o les interesa la inmediatez noticiosa de las redes sociales; considerando que también siempre están esperando por una señal divina y de aprobación por parte del aparato ideológico del Partido Comunista de Cuba que les orienta qué tienen que decir, cuándo y de qué manera, parece poco probable.

Eso sí, al menos esta vez, ha disminuido el tiempo de reacción.

¿Quieres reportar algo?

Envía tu información a: [email protected]

Lo más leído

Quizás te interese

Envíos a CUBA desde → $1.79 x LBENVÍA AQUÍ
+