La actriz cubana Norma Reina Morales, conocida por interpretar el personaje de Marcolina en el programa infantil “La sombrilla amarilla”, reveló esta semana cómo vivió ella y su elenco el triste e inesperado final de la querida serie.
“Nunca supimos”, dijo Norma Reina durante el más reciente episodio de entrevistas a figuras de la cultura cubana en el canal de YouTube del joven influencer Carnota. En el capítulo también estuvo presente la actriz Sandra Pérez, quien formó parte de la famosa producción.
Norma Reina explicó que el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) le pidió al elenco de La sombrilla amarilla que se tomaran un mes de vacaciones, para prepararse para una nueva temporada que nunca llegó a la luz.
“Nosotros cogimos unas vacaciones de un mes para volver a grabar una pila de libretos que teníamos. Nos dijeron ‘Descansen un mes que vamos a seguir grabando’… Nunca nos llamaron”, lamentó la popular actriz de 65 años.
Mientras se encontraban en lo que se suponía era una pausa en las filmaciones, ninguno de los actores aceptó otro trabajo en la televisión o el cine, pensando que regresarían a la pantalla chica para continuar la icónica serie infantil.
“No cogíamos ningún trabajo porque me llamaban y yo decía ‘No, porque vamos a hacer más La sombrilla amarilla’, hasta que dije ‘¿hasta cuándo?’. Ni a la directora le dijeron por qué no se grababa más”, contó Marcolina. “No nos llamaron más nunca, se acabó y se acabó”, dijo.
El youtuber Carnota bromeó con que se trataba de otro más “de los crímenes más grandes del ICRT”, al tiempo que anunció sus intenciones de recuperar los libretos para hacerlos en Miami: “En Walmart, en una quesería… ya, para que lo sepan”.
“La sombrilla se llevó a Marcolina”, respondió entre risas la actriz.
Carnota, que compró una sombrilla amarilla en Amazon por 12 dólares, le pidió a Norma Reina que se la autografiara. En uno de los momentos más emotivos de la entrevista, Marcolina abrió la sombrilla y dijo su famosa frase: “Hogar, dulce hogar”.
Sobre qué ha sido del elenco, en su mayoría emigrados, Norma contó que siempre se mantienen en contacto y que se tratan como a una gran familia.
“Somos una familia de amigos de verdad. Nos comunicamos, tenemos un chat, donde todo lo que nos pasa allí lo ponemos. Lo bueno y lo malo. A cada rato nos reunimos. Siempre estamos comunicándonos: ¡Somos familia!”, zanjó.
