El humorista cubano Ulises Toirac volvió a desplegar su ingenio para abordar una de las medidas económicas más polémicas en la isla: la introducción de la tarjeta Clásica, un medio de pago exclusivo del sistema bancario cubano que ha dejado más dudas que beneficios entre los ciudadanos. En una publicación reciente en su perfil de Facebook, Toirac desmenuzó, con su característico sarcasmo, las limitaciones de esta tarjeta y su impacto en la ya golpeada economía cubana.
“La tarjeta Clásica se recarga con dólares, no permite compras online y sirve solo para gastar en tiendas cubanas”, ironizó Toirac, aludiendo a la estrategia gubernamental de captar divisas extranjeras mientras restringe su fuga.
El humorista señaló que este método de pago, lejos de facilitar las transacciones, parece diseñado para mantener el control sobre los recursos económicos de los ciudadanos y potenciar un sistema de consumo restringido al ámbito nacional.
Las críticas no se detuvieron ahí. Ulises Toirac también cuestionó la creciente confusión en torno al uso de las diferentes modalidades de pago en Cuba. «¿Y los MLC qué bolá?», escribió, poniendo el dedo en la llaga sobre las ya de por sí complejas dinámicas económicas del país, donde conviven el peso cubano (CUP), el dólar estadounidense y las Monedas Libremente Convertibles (MLC), en un entorno de escasez e incertidumbre.
Esta nueva denuncia de Ulises Toirac llega en un contexto marcado por la reciente apertura del supermercado 3ra y 70 en Miramar, donde solo se aceptan dólares en efectivo, tarjetas internacionales o la controvertida tarjeta Clásica. Este establecimiento, ubicado en un edificio propiedad de GAESA, ha desatado una ola de críticas, ya que representa un símbolo más de la dolarización parcial de la economía cubana. Según el humorista, esta situación “es una bofetada en pleno caretón” para la mayoría de los cubanos, quienes no tienen acceso a divisas y quedan excluidos de estas nuevas dinámicas de consumo.
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Y decimos «nueva denuncia de Toirac» porque el humorista cubano ha expresado en múltiples ocasiones su preocupación y críticas sobre la situación económica de Cuba, enfocándose en temas como la devaluación del peso cubano, la escasez de efectivo en los cajeros automáticos y la proliferación de tiendas que operan exclusivamente en Moneda Libremente Convertible (MLC).
En junio de 2024, Toirac comentó con ironía sobre la escalada del dólar en el mercado informal, señalando que esta situación «se fue de control hace quince quinquenios», en referencia a los problemas económicos que afectan al país desde hace décadas.
A finales de diciembre de ese mismo año, mostró escepticismo ante el anuncio gubernamental de implementar una tasa de cambio flotante en 2025. Observó que, aunque el valor del dólar y el euro disminuían ligeramente, los precios de los productos y servicios seguían en aumento, lo que, según él, podría llevar a una «cagástrofe» económica.
Todas estas declaraciones reflejan la preocupación de Toirac por la creciente dolarización de la economía cubana y sus efectos negativos en la población, especialmente en aquellos sin acceso a monedas extranjeras.
Las palabras de Toirac reflejan el sentir de una población agobiada por la inflación, la falta de efectivo en los cajeros automáticos y la exclusión que genera un sistema económico dependiente de divisas extranjeras. Como es habitual, su tono sarcástico no solo busca entretener, sino también generar conciencia sobre las contradicciones y desigualdades que atraviesa la vida cotidiana en Cuba.