Las pasiones cubanas se han desatado tras la quinta medalla de oro olímpica del cubano Mijaín López. Por un lado están quienes desde la más absoluta fidelidad al régimen le defienden. Por otro están quienes desde la fidelidad a CUBA le defienden. Y también están quienes le juzgan por ser un instrumento de la dictadura. Y claro, también están los que recuerdan el incidente ocurrido el pasado año en Chile.
¿Se puede separar al atleta de «la política? Sí, pero eso no es lo que ha hecho Díaz-Canel, que se cree representante del pueblo, llamando al campeón para hacerle partícipe de la verborrea; mientras que este, sabe Dios si temeroso, obligado u obnubilado, le responde la llamada y le sonríe.
Pocas veces el mandamás cubano ha dedicado tres tuits consecutivos a algo o a alguien, pero lo ha hecho con Mijaín.
Luego de que Mijaín López se convirtiera en pentacampeón olímpico en una final histórica en los 130 kilogramos del estilo greco, donde derrotó, 6-0, al cubano nacionalizado chileno Yasmani Acosta, Díaz-Canel se fue a Twitter, donde escribió:
“No exagero cuando digo que #MijaínEsCuba: el pueblo de raíz africana y europea que no se rinde, que no se vende, que cree en sí mismo y en su estirpe. Lo más importante de la olimpiada, sin chovinismo cubano. Es una hazaña única. ¡Qué admiración! ¡Qué feliz estoy!”.
Luego, en la videollamada le expresaba:
«Has demostrado que tienes estirpe de gladiador, de guerrero, y también un cubano y un revolucionario ejemplar».
¡Cuánta palabrería! Solo para echarle más tierra encima a un hombre que es considerado un férreo defensor del castrismo, aunque probablemente él mismo ni sepa el ABC de la política.
Mijaín, con sus pros y contra era admirado por una inmensidad de cubanos hasta que en los pasados Juegos Panamericanos, celebrados en Santiago de Chile, golpeó a un joven cubano que se manifestaba contra el régimen de La Habana en un estadio de Chile.
Testigos alegan que lo golpeó. Otros que lo empujó. Otros tantos, que apenas se lo quitó de encima, porque el cubano, que sacó una bandera con la frase «Libertad para Cuba», le fue encima a Mijaín a gritarle en su cara mientras le cortaba el paso. En todo caso, la Fiscalía chilena desestimó la demanda puesta por el agredido.
Mientras, en París, hasta la Torre Eiffel se rinde a los pies del GOAT de la lucha olímpica. Del hombre que, luego de participar en 6 olimpiadas de manera consecutiva, agarra cinco oros olímpicos en cadena. Al hombre que solo ha perdido un combate. Al que, en los últimos cinco eventos, solo le han marcado dos puntos.
El otro combate, ahora, está en las redes. Los cubanos no hablan de otra cosa.
Un post publicado por la periodista Mónica Baró desataba tantas pasiones que algunos terminaron desencantados por su accionar, mientras ella terminaba bloqueando a unos cuantos.
La periodista compartía luego otros dos post, de sus colegas y amigos, Carla Colomé Santiago y Carlos Manuel Álvarez, pero ninguno despertaba tanta picazón.
Eloy Viera Cañive, el jurista de El Toque, publicaba también sus impresiones.
Y así ha sucedido desde ayer, en cada muro de Facebook de cada cubano. Algunos se ponen de acuerdo entre sí, mientras se ponen en desacuerdo con otros.
Así es la historia de Mijaín López en París 2024. Mientras supuestamente se buscaba unir a los cubanos, a los del exilio y los de adentro, sobre todo con ese peleón contra «un desertor», lo que ha terminado sucediendo es lo de casi siempre. O lo mismo de todos los días.
