La reciente golpiza que le propinaron unos vecinos del municipio habanero San Miguel del Padrón a un hombre que presuntamente asaltó a un adolescente para robarle el teléfono celular, ratificó que la isla vive tiempos violentos, de inseguridad y furia que necesita ser canalizada.
La reacción de los ciudadanos que se tomaron la justicia por sus manos, a primera vista, parece un acto de justa indignación ante un delito, con la alevosía de haber sido perpetrado contra un menor de edad. Pero la situación deja ver problemas más profundos de fondo.
Vecinos de San Miguel del Padrón, La Habana, patean a un “delincuente” porque dio “golpes a un niño de 12 años para quitarle el teléfono”.
Fuente #JoseRodriguez pic.twitter.com/h8qxFYnar5— ICLEP (@ICLEP) May 31, 2023
Por un lado, pareciera que es la gente la que debe hacerle el trabajo a la policía: patrullar los barrios, velar por su tranquilidad y sus cosas, detener a delincuentes que no tienen escrúpulos para robar, y menos para agredir sin medir las consecuencias…
Y entonces los cubanos se preguntan… ¿dónde están las patrullas? ¿y los uniformados? ¿acaso este tipo de raterismos y robos con violencia no son una prioridad para las autoridades?
Por otro lado, la precariedad conque se vive en Cuba provoca sentimientos de mucha frustración e ira, y muchos aprovechan estos actos de “justicia ciudadana” para desahogarse a golpe, aunque el ladrón de turno no tenga la culpa de sus problemas cotidianos.
El sentimiento de desprotección que parece embargar a la ciudadanía hace que muchos participen, defiendan e incluso incentiven este tipo de acciones de “ojo por ojo”, lo cual deja en entredicho el papel de las fuerzas del orden público, o el imperio de la ley.
En redes sociales muchos aplauden los intentos de linchamientos, e incluso parecen disfrutarlos: lejos de garantizar paz y justicia, estas reacciones que pudieran considerarse naturales acentúan aún más la imagen de “oeste” y “sálvese el que pueda” que impera en Cuba.
CASOS RECIENTES
El caso de San Miguel del Padrón fue compartido en redes sociales por el usuario Harlen Hernández, quien subió a Facebook varios videos del presunto asaltante, que acabó desfallecido en el suelo tras ser pateado e incluso golpeado con troncos por los presentes.
«Métele, métele. Despíngalo todo, por singao», se le oye decir a uno de los vecinos. Hiliana Zorrilla, que se identifica como la abuela del niño asaltado, confirmó lo ocurrido y advirtió que delincuentes como el que atacó a su nieto apenas pasan un año en cárcel y luego vuelven a la calle. “Hasta que las leyes en este país no cambien, no va a haber paz», dijo.
También esta semana, en el reparto Vista Alegre, de Santiago de Cuba, un hombre sorprendido robando breakers (interruptores eléctricos) fue golpeado y detenido por los vecinos de la zona. La gente lo retuvo hasta que llegó la Policía a recogerlo.
No lejos, en Guantánamo, una persona que presuntamente intentaba robarse una bicicleta a plena luz del día fue capturado por decenas de personas que lo persiguieron y le entraron a golpes. Las imágenes circularon por redes sociales, y los comentarios coincidían en que pronto liberarían al ratero.
