El ministro de Economía de Cuba, Alejandro Gil, dijo este miércoles que el gobierno de la isla intervendrá el mercado informal de divisas porque “es una distorsión” que “no dejarán correr” y que hay que “ordenar”.
“El mercado cambiario es una de las distorsiones principales que está enfrentando la economía y no es de diseño. Nosotros no diseñamos ese mercado cambiario que está operando en el país, pero una parte importante de las divisas que adquieren los no estatales lo hacen en ese mercado”, explicó Gil en el programa televisivo Mesa Redonda.
Asimismo, el titular aseguró que las pequeñas y medianas empresas, conocidas como mipymes, tienen más recursos que el Estado para importar productos de todo tipo y dar una oferta más amplia y diversa, porque adquieren divisas en el mercado informal.
“Eso lo tenemos que ordenar. Si fuéramos del neoliberalismo, dejábamos correr el mercado cambiario. Entre las medidas planteadas está recuperar la gestión de divisas por el Estado”, acotó Gil, al reconocer que las divisas no están entrando al sistema financiero nacional y las empresas estatales se están quedando sin fuente de asignación de recursos.
“Esas son remesas que antes captaba la economía y ahora se están moviendo en ese circuito, si no el Estado tuviera más dinero”, añadió.
Como de costumbre, el ministro no hizo alusión a cómo las autoridades cubanas pretenden arreglar todos los desajustes macroeconómicos que sus decisiones han agudizado, sino que enunció las “distorsiones” que, según él, solucionarán con “estrategias muy bien pensadas”.
Por ende, Gil no habló de medidas concretas para resolver tales distorsiones ni de cuándo podrán notarse sus “beneficios”.
Otras de las “distorsiones” a las que se refirió Gil fue el precio del combustible, el cual “no puede venderse subsidiado”; y el “altísimo costo que está teniendo para el país mantener la canasta familiar normada”, otra muestra de que se avecina el fin de la libreta de abastecimiento como la conocemos hoy.
Lamentablemente, desde hace varias semanas el gobierno ha estado hablando del ajuste económico más drástico en décadas, sin mencionar los precarios salarios de los cubanos y las condiciones en que apenas subsisten.
A pesar de que el propio Gil admitió recientemente que el país cerrará 2023 con un incremento de la inflación en torno al 30%, ha dejado saber que su solución será la misma que ha demostrado su ineficiencia en múltiples ocasiones a lo largo de más de seis décadas: más control por parte del Estado.
Ahora, los cubanos, ya golpeados por una interminable crisis económica y la emigración masiva, le temen a lo que implicará el paquetazo económico anunciado para 2024.
